¿Qué será lo próximo de estos personajes catódicos que han hecho de si mismos su mejor y único producto? Mucho se ha hablado de ellos, de su inexplicable éxito (o más bien de su inesperada e inmerecida fama), del síndrome de los juguetes rotos… ellos mismos se lo preguntan y se responden, se autocuestionan alimentando su propia leyenda, se retiran, vuelven, y piensan “ande yo caliente…” o “que me quiten lo bailao”, adictos unos a su propio espectáculo, pragmáticos otros tras seguir engordando sus arcas personales más que oportunamente en tiempos complicados
Pero los programas pasan, nuestras vidas siguen, y Jorge, Karmele, Belén Kiko, Raquel, Rosa, Mila… permanecen allí, al otro lado, esta tarde, zarandeando a Lydia Lozano en una nuevamente ridícula y vergonzante sesión de escarnio público para regocijo de las masas, como tantas otras a las que se someten estas inopinadas estrellas de la tele, más bien habitantes de un auténtico gallinero mediático. Es el precio que hay que pagar en su exposición permanente al ojo ajeno, por vender su intimidad, su vida y su alma al diablo.
Y mientras den espectáculo, pero eso si, cada vez más fuerte, cada vez más extremo, ahi seguirán. Y de nuevo, la pregunta “¿qué será lo próximo?”- me ronda la cabeza. Les hemos visto enamorarse, tener crisis matrimoniales, divorciarse (o casi) en directo, reconocer adicciones, traicionar amistades, descuidar la ética profesional y hasta cometer delitos. Comen, beben, eructan, se tiran pedos en directo, se dan masajes, se hacen tratamientos, coreografían, cantan, hacen el ridículo y se desnudan más de lo que lo haría una stripper. ¿Qué será lo próximo ?¿televisar su parto, enrollarse con un colega en el plató, morir en directo, tal vez?