No llames pereza a la incapacidad para empezar. Llámalo miedo.
Miedo es el verdadero nombre de lo que aflige al artista bloqueado. Puede ser miedo al fracaso o miedo al éxito. Lo más frecuente es que sea miedo al abandono. Este miedo hunde sus raíces en la realidad infantil. La mayoría de los artistas bloqueados intentaron convertirse en artistas en contra de los mejores deseos de sus padres, o bien en contra del juicio de sus padres. Para un niño esto supone un gran conflicto. Enfrentarte abiertamente a los valores de tus padres significa que será mejor que sepas lo que te haces. Si tanto daño vas a hacer a tus padres, será mejor que seas un
gran artista... Los padres se muestran dolidos cuando sus hijos se rebelan y, normalmente, declararse artista es visto por ellos como un acto de rebelión. Por desgracia, esa visión de que la vida de un artista es una mera rebelión adolescente suele permanecer, provocando que cuaqluier actividad artística acarree el riesgo de separación y pérdida de los seres queridos. Como los artistas siguen anhelando sus objetivos creativos, se sienten culpables. Esta culpa exige que se marquen como objetivo inmediato el ser grandes artistas, para así justificar esa rebelión.
La necesidad de ser un gran artista hace que ser artista sea difícil. La necesidad de producir una gran obra de arte hace que sea difícil producir arte de cualquier tipo. Que te resulte difícil empezar un proyecto no significa que no vayas a ser capaz de hacerlo. Significa que necesitarás ayuda de tu poder superior, de amigos que te apoyen y de ti mismo. Antes de nada, debes darte permiso para empezar por lo pequeño y dar pasitos de bebé. Y estos pasitos deben tener recompensa. Establecer objetivos imposibles crea un miedo enorme, cosa que provoca aplazamiento, a lo que llamamos, erróneamente, pereza.
No llames pereza al aplazamiento. Llámalo miedo. El miedo es lo que bloquea a los artistas, El miedo a no ser lo bastante bueno. El miedo a no terminar. El miedo al fracaso y al éxito. El miedo a no empezar en absoluto. Sólo hay una cura para el miedo: el amor.
Utiliza el amor por tu artista para curar su miedo. Deja de tratarte a gritos. Sé amable. Llama al miedo por su nombre.
Julia CameronEl camino del artista (2011)