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M. Scheler, El resentimiento en la moral
Publicado el 21 octubre 2011 por AlfredoEl resentimiento es una autointoxicación psíquica con causas y consecuencias bien definidas. Es una actitud psíquica permanente, que surge al reprimir sistemáticamente la descarga de ciertas emociones y afectos, los cuales son en sí normales y pertenecen al fondo de la naturaleza humana; tiene por consecuencia ciertas propensiones permanentes a determinadas clases de engaños valorativos y juicios de valor correspondientes. Las emociones y afectos que debemos considerar en primer término son: el sentimiento y el impulso de venganza, el odio, la maldad, la envidia, la ojeriza, la perfidia.
«Apóstata» no debe ser llamado aquel que modifica radicalmente sus convicciones religiosas, u otras profundas (políticas, jurídicas, filosóficas), en el curso de su desenvolvimiento; ni siquiera cuando ello no sucede de un modo continuo, sino súbitamente y en forma de ruptura. El «apóstata» es un hombre cuya vida espiritual no radica en el contenido positivo de su nueva fe y en la realización de los fines correspondientes a ella, sino que vive solamente en lucha contra la antigua y para su negación. La afirmación del nuevo
ideario no tiene lugar en él por este ideario mismo, sino que es sólo una continua cadena de venganzas contra su pasado espiritual, que le mantiene de hecho en sus redes y frente al cual la nueva doctrina hace el papel de un posible punto de referencia para negar y rechazar lo antiguo.
El «apóstata» es, por consiguiente, como tipo religioso, la extrema antítesis del «regenerado» o convertido, para quien la nueva fe y la nueva vida están llenas de significación y valor. Con razón ha señalado F. Nietzsche como una expresión extrema de este sentimiento [el resentimiento] del apóstata el pasaje de spectac., c. 29, de Tertuliano*, según la cual uno de los principales motivos de la bienaventuranza de los que están en el cielo, ha de consistir en ver cómo arden en el infierno los magistrados romanos. También el credibile est, quia ineptum est, certum est, quia imposibile est –credo, quia absurdum, de Tertuliano de
carne, c. tr. 5; praeser., 7), que compendia tan enérgicamente su método apologético del cristianismo, es una continuada venganza contra los valores antiguos, una típica expresión de su resentimiento de apóstata.
* Cf. a lo dicho la caracterización de Tertuliano en J. A. Möhler, Patrologie, Regensburg, 1840: “Por su naturaleza agrio y de espíritu sombrío, la misma dulce luz del Evangelio no pudo disipar su carácter tenebroso.” (p. 703). La conversión de Tertuliano al montanismo, verificada hacia el 203, y tras de la cual no se cansa de ridiculizar y escarnecer los principios y costumbres de la Iglesia, es una renovación de la apostasía, que se había convertido en la estructura misma de sus reacciones vitales.
M. Scheler, El resentimiento en la moral (1915/1993).
Trad. J. M. Vegas, pp. 23 y 49-50.
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http://www.maxscheler.com/