Creador: Matthew Weiner
Hace tiempo que había visto la primera temporada de esta serie, pero la quise volver a ver para así escribir mejor sobre ella, y compartirla con ustedes. En ese entonces dije que esta temporada me gustó, que Mad Men es una muy buena serie, y hoy vengo a reafirmar esa opinión -y al igual que con Boardwalk Empire, sin los terribles spoilers-.
"Dijiste Freud, cierto. ¿Me puedes decir en que agencia trabaja?"-Don DraperMad Men trata, básicamente, sobre la vida de Don Draper, repartida entre los problemas que encuentra en la agencia de publicidad donde trabaja -Sterling Cooper-, y su casa, donde está su familia.Desde luego, no se llamaría Mad Men si no hubiesen varios hombres más -si no se llamaría Mad Man-, quienes trabajan junto a Don, haciendo lucir que trabajar como publicista es lo más divertido y fácil del mundo, aunque claro, ellos también tienen sus propios problemas.Lo importante es que Mad Men es una muy buena serie, equilibrada y divertida de ver, con grandes personajes, y mejores conflictos. En otras palabras, esta es una serie de grandes fortalezas, y casi nulas debilidades.
La primera fortaleza, y la que parece más obvia, es su protagonista, Don Draper.A primera vista Draper es un hombre fuerte, seguro, profesional, encantador, y un buen tipo. Con el correr de los episodios esas impresiones no cambian -al menos no en su totalidad-, pero sí se miran de una forma diferente, ya que este es un personaje muy bien construido, con varios matices y algunas ambigüedades, todas características provenientes de su esquivo pasado, que poco a poco iremos conociendo.A parte del tipo encantador y seguro que se nos muestra en el primer episodio, también nos presentan a un hombre que fue a la guerra -de seguro dejando sus marcas-. Esto lo sé, primero que todo, porque contempla con cierta mirada una medalla; y luego cuando duerme, sueña con la guerra -sin mostrarnos su sueño, sino que poniendo sonidos de explosiones y disparos-.Draper es alguien que esconde su pasado, y que se sabe vender muy bien -de ahí se éxito y reputación como publicista-, quien vive con profundas contradicciones, las cuales no seré yo quien las revele, pero que comienzan a quedar claras inmediatamente en el episodio piloto -donde queda claro su genio creativo-. Un personaje complejo, sin ninguna duda, desarrollado como debe ser.
Otra fortaleza son sus personajes, tanto femeninos como masculinos, y su posterior desarrollo.Partiré con los masculinos, que son los que habitan la agencia de publicidad. Acá tenemos a los jefes Roger Sterling y Bert Cooper, cada cual tan excéntrico como el otro, aunque igual de divertidos y simpáticos. Me cuesta trabajo decir cual me gusta más, pero Sterling tiene más presencia dramática, y sus lineas son en su mayoría memorables -"Cuando Dios cierra una puerta, abre un vestido" o "Estar con un cliente es como estar casado. A veces te enganchas por motivos erróneos y, a la larga, se te vuelve en contra", son algunas de sus frases celebres-. También caminan por ahí el insoportable Pete Campbell -quien odia y teme a Draper, en ese orden-, Kenny Cosgrove, Harry Crane, Salvatore Romano, Paul Kinsey, y Freddy Rumsen. Lo mejor de estos personajes es que no están para adornar, sino que sirven para potenciar la trama, y sus presencias nunca se sienten demás.De todas formas, los mejores personajes -con la excepción de Draper y Sterling- son los femeninos, desarrollados a lo largo de la temporada de una forma magistral. Al inicio se sentía un machismo insoportable -incluso para mi, que no soy de los que ven machismo en cada cosa dicha o hecha-, pero la manera en que los personajes femeninos están tratados hace que ese machismo disminuya hasta quedar en cero, ya que las mujeres en esta serie tienen mucho que aportar, incluso más que varios masculinos. Un sólo ejemplo es Peggy Olsen, cuya evolución da gusto presenciarla. Betty Draper -la esposa de Don- es mucho más que una simple ama de casa aburrida, y a pesar de no tener el mismo progreso que Peggy, sí es alguien que comienza a abrir los ojos, y darse cuenta de como son las cosas.
Lo otro bueno de esta temporada son las tramas que ocurren, ya sea el pasado de Don -o sus problemas en casa-, los enredos en la oficina, las cuentas, los negocios, etc. Nunca se siente forzadas, y lo mejor es que a pesar de haber chismes y enredos amorosos y cosas por el estilo, no cae en la ridiculez e inverosimilitud de algunos culebrones mexicanos o venezolanos. Cada cosa que sucede tiene su raíz, su semilla que fue plantada frente a nuestros ojos. Si algo sucede en determinado momento, uno recuerda "claro, era de esperar, porque se notaba hace un par de episodios". Las cosas no ocurren como si nada.El desarrollo de las tramas está muy bien logrado, ya que cada posible conflicto que se planta no ocurre velozmente en los episodios posteriores, ya que Mad Men se caracteriza por ser una serie lenta -y no de las que molesten. Como he dicho antes, es engañosamente lenta-, ya que algunas cosas pasan de una temporada a otra -de a dos temporadas, incluso-. Da la impresión de que planean sus tramas a un gran largo plazo, lo cual es bueno, ya que el hecho de tratar las tramas con calma hace que no disminuya la calidad de estas.
Finalmente, me gusta que Mad Men sea el perfecto equilibrio entre drama y diversión. Por un lado podemos ver serios problemas y conflictos, algunos un tanto impactantes, pero siempre están los momentos divertidos, especialmente en la oficina -incluso me atrevería a decir casi únicamente en la oficina-, donde los diálogos entre los principales y secundarios generalmente me sacaban algunas carcajadas.
En fin, Mad Men es una serie que te invita a seguir viéndola, ya que le sobra encanto y calidad, y se le puede considerar como una de esas series de visionado obligado. En mi opinión, está en ese grupo de las series imprescindibles.