Aquel verano, Goethe disputó a los dados con Mefistófeles
una foto de Marylin Monroe, mientras Goya y Velázquez se enzarzaroncon “la mia más” por el pedigrí de sus callesQué tiempos aquellos para MadridNo podía ni imaginarme la vulgaridad rayando en lo hortera, que muestra en los últimos años mi ciudad favoritaA alguien se le ocurrió la poco brillante idea de otorgar a dedosu alcaldía, ¡a la tataranieta de don Pepe Botella!Fernando Sabido Sánchez