Pasa el tiempo y empiezas a asumir quién eres y a entenderte. a perdonar todos tus actos de cobardía y de estupidez del pasado y a aceptar los que cometerás en el futuro.
Seas quien seas o creas ser, hagas lo que hagas y disfrutes del modo en que disfrutes de la vida; llegará el día en que reconozcas y abraces tu falibilidad, tus pecados, tus errores, tu egoísmo, tu fragilidad y tu oscuridad más profunda.
Ya ni siquiera tendrás que perdonar a otros, pues lo que en el pasado viste como afrenta, será menos pecado. Aquellos que te parecieron carentes de empatía y sensibilidad, ya solo los verás humanos, con sus defectos y sus miedos. Tan disculpables e idiotas como tú te ves ahora, que ya te conoces.
Te reconocerás en el espejo al fin y empezarás a ser tú de verdad y con todas sus consecuencias.
A eso se llama madurar y todo ser humano tiene su proceso. Lo marca el tiempo y la vida, con todas las pruebas a las que nos somete.