Artículo publicado en Magia para todos los públicos
Los magos más conocidos hacían (y hacen) magia para adultos
Aunque en muchos casos los niños también disfrutan con ellos, los magos más conocidos son magos para adultos. Pensemos, por ejemplo, en el añorado Pepe Carroll o en Juan Tamariz, por poner dos ejemplos muy conocidos en España. O el argentino René Lavand. Dudo que los números de René atraigan a muchos niños.
Lo mismo pasa si nos vamos al extranjero. Magos conocidos mundialmente como David Copperfield triunfaron gracias a espectáculos producidos con un enfoque adulto. Hay romance, hay historias de terror, y está enfocado a dejar a los adultos impresionados.
Magia para niños y magia para adultos: Lenguajes diferentes
La magia para niños aún está esperando su David Copperfield particular. En España tenemos algunos ejemplos realmente buenos de lo que es un mago para niños (por ejemplo, el impresionante Kaito, que por supuesto también hace magia para adultos.). Pero como ya he dicho cuando hablé de las claves para contratar a un mago infantil, son lenguajes diferentes, y tienen propósitos diferentes. En la magia para niños la participación de los mismos va por delante del asombro, de la puesta en escena y de todo en realidad. Los niños tienen que participar. Los adultos no es que no quieran participar (algunos no quieren ni por asomo), pero buscan otras cosas.
En la magia para adultos el asombro y la sorpresa pasan a primer término. Además, permite estilos muy diferentes (la magia para niños, en ese aspecto, requiere más trabajo si se quiere encontrar un estilo diferente y que funcione).
Aparte, obviamente, en la magia para adultos se pueden introducir elementos como el terror, el espiritismo o el erotismo, que no tendrían cabida en un espectáculo de magia infantil.
Magia para adultos y magia para niños en la historia
Históricamente, la magia para adultos se ha comprobado que existía ya en el Antiguo Egipto. En aquellos tiempos (y hasta hace muy poquito, en realidad) era un espectáculo pensado para representar ante reyes y gentes ilustres. Aunque también había una “magia menor”, por así decirlo. La de los saltimbanquis y titiriteros, que intentaban sacarles unas monedas o algo de comida al pueblo llano, y que ya estaba presente en la época de la República Romana (posiblemente antes) con los acetabularius.
En el siglo XIX podríamos decir que es la primera edad de oro del ilusionismo, siendo los grandes espectáculos del momento. Luego, en el siglo XX, tendremos grandes magos como Houdini o el ya mencionado David Copperfield.
Así pues, la magia para adultos tiene una historia larga y una importancia que no debe ser desdeñada.
En cuanto a la magia para niños, siguiendo lo que nos cuenta el maravilloso libro Serio de Remate, podemos decir que es un producto del siglo XX sobre todo. Anteriormente no se daba importancia a los espectáculos para niños.
Conclusión: La magia no es algo (sólo) para niños
Así pues, cuando alguien os comente que la magia es “para niños”, pensad que ni históricamente, ni estadísticamente es cierto. Hay magia para niños, y muy buena, y hay magia para adultos, y también muy buena. Y en la actualidad, de momento, la magia para adultos es la más frecuente y más extendida. Quizás el día de mañana no sea así (ya digo que la magia para niños tiene una historia muy reciente comparada con la otra). Pero desde luego, la magia es para todos (y en algunos casos, incluso para los niños).
Disfrutad como niños de la magia para adultos.
Espero vuestros comentarios. Y ya sabéis que podéis encontrarme en twitter, facebook y google+. Un abrazo.
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