Mal de muchos, consuelo de tontos.

Este post no lo escribe Juanjo Malia, lo escribe María Gallegos, la 1ª colaboradora del Mercado de la Incertidumbre, que abre la puerta a una nueva versión del blog y que siempre demandamos: La colaboración entre similares.

Sin extenderme demasiado, vamos a leer un post sobre algo que os sonará muchísimo a los que os movéis por las redes sociales. "Mal de muchos y consuelo de tontos" es el nombre elegido para este post atrevido, actual y de contenido crítico con el que viene a presentarse María, una blogger de la isla de San Fernando a la que teneis que seguir desde ya y que escribe en: Vivo luego escribo.

¡Disfrutad!

¿Cuántas veces hemos leído frases hechas o citas famosas y hemos dicho "ostras, pues es verdad" o, "tiene toda la razón" o, "parece que la dijo pensando en mí"? ¿Cuántos estados hemos visto en Facebook con frases o parrafadas diciendo "la vida es una mierda" u "ojalá vengan tiempos mejores"? O, ¿cuántos tuits y retuits hemos visto de cuentas con más de 1000 seguidores con imágenes diciendo "no bajes la cabeza princesa, se te caería la corona" o "el primer paso hacia el éxito es intentarlo"? Lo cierto es que en los tiempos que corren la gente está sedienta de consuelo, está desalentada y triste, y lo fácil es leer frases que reconfortan a uno en un primer momento. Digo lo fácil porque estamos acomodados, y acudimos a lo más sencillo y rápido: Internet. Nos reunimos virtualmente en las redes sociales con gente como nosotros y recurrimos a eso de "mal de muchos, consuelo de tontos".  Paso a describir el patrón de nuestra "satisfacción virtual" como me atrevo a llamarlo.

• Paso 1.- "Uf qué bajón... ¡hay que ver! ¿Por qué me pasa esto a mí?"
• Paso 2.- "Voy a meterme en Facebook y Twitter, a ver si así desconecto un rato..."
• Paso 3.- "Ostras vaya frase, parece que este tío la dijo pensando en mí." Compartir, retuitear, rebloguear.
• Paso 4.- Me gusta, me gusta, comentario de 3 amigos: "qué razón tí@; ya verás como todo se soluciona; no te ralles que se pasará". Me gusta en los comentarios de mis amigos. RT, FAV, FAV, RT, reply.
• Paso 5.- Me siento falsamente comprendid@, experimento una irreal sensación de seguridad en mí mism@, y me creo capaz de solucionar mis problemas, pero en vez de salir de las redes e intentarlo, me limito a quedarme sentad@ frente a la pantalla, esperando a que me lleguen más likes, RTs, FAVs y replies.
• Paso 6.- Me voy a la cama content@, con la sensación de que mi vida ha cambiado y que mañana todos mis problemas habrán desaparecido.

Pero eso no es cierto. Al día siguiente nos levantamos con una sensación de vacío que ayer llenó la frase de esa página de Facebook que tanto nos gusta. Por lo que el ciclo se repite. Una y otra vez. Y así vamos. Ahora propongo yo un giro de perspectiva. ¿Qué tal si en vez de leer esas frases de otras personas que ya murieron o que jamás llegaremos a conocer, escapamos de estas redes digitales que nos atrapan para que luego podamos ser nosotros los que escribamos esas frases? Lo que por aquel entonces, antes de que llegara esta droga virtual legalizada se llamaba sentir, experimentar, VIVIR. Y ojo, que yo soy la primera que ha caído en este agujero. Como dicen, el primer paso es reconocerlo.