—La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido...
Revista Talentos
Alguien terminó relacionando aquel dislate oratorio con la maldición que le había echado aquella gitana a quien no quiso comprarle una rosa roja. Lo cierto fue que, unos minutos después, ella había acomodado los micrófonos y, segurísima de sí, declaró:
—La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido...
—La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido...