Mala hostia (Luis Gutiérrez Maluenda)

Publicado el 19 febrero 2013 por Montse @almaprendida
Datos técnicosTítulo: Mala hostiaAutor: Luis Gutiérrez MaluendaEditorial: AlrevésPrimera edición: Marzo de 2.011
SinopsisAtila es el detective duro, machista, alcohólico y mujeriego, que vagabundea por el barrio del Raval de Barcelona, donde malvive resolviendo casos por «cuatro duros». Con una gran dosis de humor negro nos adentramos en la sordidez de los bajos fondos. 

AutorLuis Gutiérrez Maluenda nació en Barcelona en 1.945. Estudió ingeniería industrial, marketing y trabajó durante años como gestor de grandes cuentas en el sector informático. Es conocido gracias a sus novelasPutas, diamantes y cante jondo, finalista del premio Mejor Primera Novela del 2.005 otorgado por la Asociación Brigada 21;Música para los muertos, Novela del Mes nombrada por Radio Euskadi y la revista Miscelanea, y806solo para adultos, finalista del premio Yo Escribo.Aficionado a jazz y blues, Luis Gutiérrez publicó el ensayoJazz y bluesen la novela negra americana y dio una serie de conferencias al respecto en varias universidades españolas: Universidad Carlos III de Madrid, Universidad de Salamanca y Universidad Autónoma de Barcelona. De su pluma han salido otros ensayos y cuentos editados en numerosos medios:Coloquio de los Perros, LH' Confidential, Prótesis, entre otros. Actualmente reside en el barrio de San Andrés, afirma que su gran pasión sigue siendo la lectura y se inspira para escribir paseando por el casco antiguo de la capital catalana.Esta es la primera entrega de la serie protagonizada por Atila, de la que, además, se han publicado Un buen lugar para reposar y Ruido de Cañerías.Su última novela es La fiesta.
ArgumentoAtila recibe en su "oficina" la visita del peruano Néstor Luján, para que le ayude a encontrar a una bielorrusa, Galina.Poco después, Luján aparece asesinado y la policía lo considera un crimen racista. Cuando ya pensaba que había perdido su "caso", aparece Silvana, la hermana de Néstor, para pedirle que siga investigando, porque, según ella, Galina es la culpable de la muerte de su hermano.Lo que Atila no podrá imaginarse es lo lejos que le llevarán sus pesquisas.
  • Los motivos por los que mi situación es la que es, si alguien se lo está preguntando, son algo nebulosos, pero tienen que ver con un tipo que le pasó a su empresa una nota de gastos exagerada. Básicamente el gasto consistía en los tragos que el tipo y una panda de putas aprovechadas trasegaron durante una noche alborotada. El tipo era yo.
  • - Buenos días, ¿usted es el señor Atila? Asentí con la cabeza. Tenía acento latinoamericano, probablemente peruano, como había presupuesto. - Me han dicho que usted encuentra personas. - Sí, esa es una de las cosas que hago para ganarme la vida. ¿Ha perdido usted a alguien? - A ella. El tipo seguía de pie frente a mi mesa y me tendía una fotografía.
  • El día que desapareció sin dar explicaciones, Galina llevaba tres meses viviendo con Néstor. La totalidad de sus pertenencias seguían en el lugar habitual, y nada permitía suponer que la chica había pensado en un cambio de residencia. En los días anteriores a su desaparición, Néstor no fue capaz de apreciar cambio alguno en el comportamiento o en el humor de la chica. Decididamente, el pobre no entendía nada. Lo que yo no entendía era qué cojones hacía una preciosidad como ella en casa de Néstor.


Opinión personalAunque había visto esta novela, cuyo título es inolvidable, no fue hasta que hace unos días leí un tuit de Enzo del blog Liberty Café hablando de los dos posteriores, cuando me planteé que tenía que leerlo. Gracias, Enzo, desde aquí, por haberme presentado a Atila, del que he caído rendida a sus pies.Aunque este libro tiene una banda sonora propia, los tangos de Carlos Gardel, no sé el motivo, pero desde las primeras páginas empezó a sonar en mi cabeza la musiquilla de la canción del Maestro El caso de la rubia platino: posiblemente porque es un detective privado o por el ambiente que se respira en la novela, pero identifiqué al protagonista de la canción de Sabina con el de este libro y para mí fueron uno.La portada, como todas las de esta editorial (que vuelvo a repetir, está haciendo una labor digna de elogio descubriéndonos a unos autores de una gran calidad), que son muy similares, muy atractiva.El título, cuanto menos, para no olvidarlo; a algunos le puede parecer soez; a mí, provocador (algo que me encanta). Este título procede de un tango que se llama Mala entraña, del cual el protagonista dice a mí me suena casi como «Mala Hostia»; a mí también me suena de la misma manera.Ambientada en Barcelona, la novela está estructura en dos partes y una coda a modo de epílogoEscrita en primera persona, con un narrador personaje, Atila, siguiendo un orden cronológico lineal con muchísimas retrospectivas, el estilo es claro y espontáneo, muy coloquial, con una trama bien trenzada y un ritmo ágil.Ese argumento es una mera excusa, o una simple anécdota, para hacer un análisis muy profundo de los bajos fondos de Barcelona y de todos los especímenes que allí habitan, así como un fabuloso retrato de la Ciudad Condal.La forma de contarnos su historia el protagonista, junto con los diálogos, son de lo mejor de la novela: un humor negro, ácido, sarcástico y cáustico. Me está sorprendiendo que las últimas novelas que he leído de este género tienen muchísimo humor y me estoy riendo a carcajada limpia, algo muy de agradecer.Los personajes muy bien caracterizados, son lo más destacado de la obra. Ésta es la primera entrega de una serie de novelas protagonizadas por Atila. En Mala hostia nos los va presentando para que nos vayamos "encariñando" con ellos. Atila es el prototipo de policía/detective de cualquier buena novela negra que se precie: borracho, calavera, no tiene donde caerse muerto (su tarifa son cincuenta euros diarios), malvive en un cuartucho de quince metros cuadrados y tiene problemas con su ex. Pero no es, en absoluto, un arquetipo: es un perdedor, pero el no se siente un fracasado; es un tío de carne y hueso que a mí me ha "encandilado", pero que entiendo que a cualquiera le pueda caer como una patada en la boca del estómago; no deja indiferente en absoluto.Junto a él, todo un elenco de lo más variopinto: Mabel, la exesposa, que no es más tonta porque no entrena. Lena, una argentina que trabaja en el locutorio donde Atila ha instalado su oficina; la comparte como amante con Samuel, el dueño del local. Carrito, un camarero colombiano antiguo miembro de las FARC. Y Valentina, la dueña del bar, una pelirroja espectacular que presiento que dará mucho que hablar.Los escenarios y ambientes muy bien conseguidos, con una disección de todos los elementos que pululan por el Raval de Barcelona: desde chulos a prostitutas, pasando por camellos y una variedad tal de nacionalidades que su barrio parece la sede de la O.N.U. Además, consigue unas atmósferas densas y cargadas aunque estemos a cielo abierto.El final inesperado, aunque creo que un poco precipitado, probablemente porque el libro es muy cortito y a mí me hubiera gustado seguir disfrutando más.Mala hostia y Atila han sido un gran descubrimiento (otro más de los muchos que llevo en 49 días que van de año). Sin dudarlo un instante, te recomiendo su lectura: pasarás un rato muy entretenido, porque es un libro muy ameno y fácil de leer.
Valoración: 8,5
Leído el 17 de Febrero de 2.013

Montse Martín

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