Malas influencias.
Era una noche oscura y tenebrosa. De repente vi a un hombre lobo esconderse detrás del buzón. Poco antes, al salir de la discoteca, me piropearon cuatro vampiros, que casi me atropellan con su furgoneta. Llegué a mi puerta, la llave se convirtió en murciélago que voló y se enredó en mi cabello. Ya arriba, mirándome las ojeras, le prometí al fantasma del espejo que cambiaría mis amistades.
Torcuato González Toval.