Nueva reunión del club y nuevo libro. Como ya os había contado, en esta entrega habíamos decidido cambiar de registro. Habíamos quedado en darle tregua al sentimiento y echarnos al coleto una de humor, una novela sencilla de la que no esperábamos grandes sacudidas en los cimientos de las emociones y con la que sólo optábamos por poner una sonrisa a la vida que para tragedias ya están los telediarios.Con esas perspectivas, afrontamos una tarde deliciosa en la que como siempre el libro se convierte en el hilo conductor de un paseo por nuestras propias vidas cotidianas, por esta vorágine por la que transitamos a diario y de la que parece que nos aislamos un rato, cuando hablamos de ella con la confianza que dar estar entre amigos y con esa sensación de tranquilidad que te produce saber que tus problemas no son más que el reflejo en el espejo de los problemas de los demás, y que para lo malo, pero fundamentalmente para lo bueno, tus hijos adolescentes (que es en general lo que más nos preocupa) tienen el mismo patrón de comportamiento que los de los demás, lo que no sé muy bien por qué, reduce un poquito el escozor de la impotencia.Así que allí hemos estado de nuevo, algunas volviendo al café porque la tarde andaba fresquita y otras con ganas de un “güisqui” por el ajetreo del día o la sensación momentánea de descanso.Esta vez hemos leído “Maldito karma” de David Safier y como otras veces (ya he dicho que la mezcla me enriquece) hubo división de opiniones. De forma general a todas nos ha parecido una novela simpática, de esas que se leen facilmente y te hacen pasar un buen rato. Una de mis amigas había ido un poco más allá porque de alguna manera se había sentido identificada por la protagonista. Por su tipo de trabajo pasa muchas horas fuera de casa y se reconocía en ese sentimiento de culpabilidad del personaje de la periodista, sobre la que recae el arquetipo de mujer que no tiene más remedio que sacrificar un poquito a la familia si quiere hacer carrera en el trabajo, rol que viene a demostrar nuevamente lo atrasado que estamos en mentalidad a estas alturas, cuando el hombre que hace exactamente lo mismo, es considerado un triunfador e incluso reviste un atractivo especial a los ojos del género femenino. A mi amiga A. el libro en general le hizo reír y ha pasado un buen rato entretenida con las andanzas de una historia en la que una mujer que se muere es reencarnada en hormiga y condenada a ir realizando buenas obras para conseguir los puntos suficientes para ascender por la pirámide animal en las sucesivas reencarnaciones, hasta llegar a lo más alto y convertirse nuevamente en humana.A P. no le hizo mucha gracia el libro y se notó. Ella que es el alma de la fiesta normalmente pasó pronto al tema de las nuevas propuestas, porque creo que esta vez ni fú ni fá. En mi caso, un poco coincidí con ella. No es que no me haya gustado la novela, pero tengo que reconocer que tuve un problema al enfrentarme a la lectura: llevo tantos años ejerciendo de madre y tragándome todas las películas generadas por la factoría Disney, Dream World y Pixar que cuando leía a las hormigas corriendo por el hormiguero de esa manera tan infantil, juro que podía imaginármelas con los ojos grandes y con la voz doblada por los de Goma Espuma. Creo que eso me estropeó el libro. Tenía tantas ganas de volver al cine a ver películas con humanos que la verdad es que me ponía los pelos de punta pensar que el criogenizado Walt podía llegar nuevamente a mis pesadillas a través de este libro.Luego llegó el momento de las propuestas y se decidió. Esta vez toca algo de intriga. Nos hemos decantado por “Habitaciones cerradas” de Care Santos. Espero que os animéis. Ahora que está aquí el verano y la playa, no hay nada más agradable que la sombra de un buen libro.