Tiempo después probé suerte en el espectacular Holiday Inn de Santiago de Chile. Y todo iba bien, de maravillas. El gerente, un tipo macanudo y un poco preguntón, obnubilado con mi curriculum, me prometió la mejor brigada posible. "Ahh, pero antes, Miguelito querido, me gustaría que dibujes una persona bajo la lluvia. Es sólo una formalidad".
Maldito test del hombre bajo la lluvia.
Su cara se deformó cuando vio el dibujo terminado. Me dijo: "Lo llamamos, señor Ansaldi". Presuroso y nervioso, practicamente me echó de su oficina.
¿Qué pasó?
Nunca me llamaron. Aún espero.