Vamos a eliminar a las madres con severas perturbaciones psiquiátricas. Hablando de todas las demás:
Es mentira que hagan lo que hacen, siempre, por el bien de sus hijos.
Específicamente: es mentira que siempre hagan lo que hacen motivadas fundamentalmente por una búsqueda de bienestar para sus hijos.
A veces, sí creen que lo que hacen será bueno para sus hijos; pero no es eso lo que las motiva a hacer o dejar de hacer.
A veces, la motivación de la conducta de mamá está en la búsqueda de la propia comodidad, en una batalla por proteger su ego, en el hambre emocional que provocan vacíos con los que ha cargado toda la vida. Muchas veces, las mamás hacen lo que hacen para cumplir expectativas propias o ajenas que no tienen relación con las necesidades reales de los hijos reales (porque hay otros hijos, imaginarios, que a veces se convierten en los preferidos).
¿Y cómo van a estar siempre procurando "el bien" de unos hijos, a los que muchas veces no miran ni escuchan? En nuestra cultura no se estila mirar realmente o escuchar realmente; mucho menos a las niñas, los niños y bebés. He visto varias escenas de bebés y niños pequeños cuya expresión es totalmente ignorada por personas que se supone están gustosamente con ellos.
Sean niños o hayan crecido, los hijos frecuentemente son tratados como objetos que se acomodan a lo que conviene a mamá: objetos sobre los que se deposita lo que mamá necesita depositar (frecuentemente, frustración). Pienso en la maternidad y las mamás; por eso hablo de ellas. No digo que no pase con los papás.
Esto puede ser una verdad de perogrullo. Los adultos sabemos que, evidentemente, nadie actúa en todo momento, siempre-siempre, como se supone que corresponde a su papel. Sin embargo, creo que es útil para desmadejar algunos embrollos psicodinámicos, hacer conciencia de cómo nos fue en la feria de las mentirillas sobre las madres.
Silvia Parque