Mi vida estaba encerrada en una habitación sin ventanas, ya no pensaba que pudiese existir claridad en la tormenta que estaba viviendo. A veces pasaba más tiempo en el supermercado para poder sentir que la gente sonreía por los pasillos, hasta recuerdo aquella vez en la que se me cayó la compra al suelo y empecé a temblar, varias personas se acercaron a ayudarme y me preguntaron si estaba bien, no sé qué pasó pero la situación me superó y escapé corriendo y llorando como cuando era niña y el miedo se apoderó de mí. Empecé a darme cuenta de que salir a la calle me provocaba pánico, ya no sabía cómo iba a actuar la gente y tenía miedo a que se comportasen como lo que yo tenía en casa.
Ya no me arreglaba, salía de casa con una cazadora por encima del pijama y me dedicaba a caminar mirando el suelo y tropezando con la gente para saber si tenía que moverme.
Mi familia ya no me reconocía, dejaron de llamar a casa para evitar que me diese otra paliza o para que no pudiese hundir más mi autoestima.
Yo ya no existía para nadie y las pocas personas que se preocupaban por mí se alejaron por rechazar tantas veces su ayuda. Y ahora tengo miedo, porque en algún momento saltaría por esa ventana esperando a que el mundo de los muertos fuese mejor que lo que yo llamaba vida.
Con el paso del tiempo llegó ese día, el límite entre vivir o morir.
Quería volver a ilusionarme con una caricia inocente, volver a hacer todo aquello que me gustaba antes de tomar la precipitada decisión de acabar con mi vida.
Entonces decidí acudir allí en donde siempre vas a tener una segunda oportunidad y dije:
"Mamá, te necesito."
![Mamá, te necesito Mamá, te necesito](http://m1.paperblog.com/i/308/3086450/mama-necesito-L-o7Pbxj.jpeg)