Desde que acabó la Pascua estamos en temporada de bodas. La Nena hace ya tiempo que está fascinada con el tema “bodas”. Se podría pensar que ella lo que quiere es tener un papá. Para nada. Ella lo que quiere es que nos compremos un “vestido de las tetas”, esto es, palabra de honor. Lo demás le toca un pie. Así, hemos mantenido diversas conversaciones al respecto:
Un día estábamos en misa y anunciaron que una pareja se casaría al domingo siguiente, y los novios se pusieron de pie para que todos los viéramos. La Nena, por lo bajini, empezó:
_ Mamá, ¿qué hacen?
_ Se van a casar el domingo que viene
_ Y tú, ¿no te casas?
_ No, hija, Hoy no.
_ Mamá, ¿tú tienes amigos?
_ Sí, muchos
_ ¿Amigos chicos?
_ Sí, también amigos chicos
_ ¿De los que se casan?
_ Sí, cari, de los que se casan. Pero no conmigo.
Otro día:
_ Mamá, te puedes casar con el yayo (mi padre)
_ No, no me puedo casar con el yayo. El yayo es familia y no te puedes casar con nadie de la misma familia.
_ Pues el yayo está casado con la yaya
Y, finalmente, después de haberle pedido matrimonio a cinco niños y niñas distintos, mi preferida:
_ P. (a una amiga nuestra), ¡yo me quiero casar ya!
_ Primero tienes que encontrar a una persona que te quiera mucho para toda la vida
_ Pues me caso con mamá
Nadando en baba me encuentro.