Revista Diario
Manual de Supervivencia Doméstica
Publicado el 12 agosto 2010 por ElcocteldeloscuentosLo malo de no disfrutar de las vacaciones hasta septiembre (aunque sean unas vacaciones en mi Barcelona iloveyouporsiempre), es que en agosto hay gente que sí disfruta de las suyas, entre esa gente, mi madre. Desde el domingo pasado vivo en un estado de soledad hogareña que ni en mis tiempos más solitarios, y la verdad es que me estoy sintiendo algo rara, con eso de no tener a mi madre detrás para prácticamente casi todo. Lejos de sentirme una pobre muchacha desvalida, he decidido demostrarle a ella y demostrarme a mí misma que soy capaz de aguantar quince días de soledad perpetua en esta calurosa casa en algún lugar de la capital, de una manera responsable. Y de paso, de la experiencia, escribiré el primer Manual de Supervivencia Doméstica que haya escrito una blogger (si eres un blogger y has escrito un manual de supervivencia doméstica, ruego que te abstengas de comentar esta entrada. Ña, es broma, hazlo. Es que me hacía ilusión se la primera, ya sabes).
Me he tomado a mí misma como un sujeto experimental encerrada en estas cuatro paredes donde fuera no hay nadie (agosto y la gente en la ciudad nunca fueron compatibles), y durante cinco días (cualquiera que lea mi Twitter lo sabrá) ya, he estado recogiendo información para mi manual. He aquí los principales puntos clave:
♥ El café y la cafetera:
Mi adorada madre que está disfrutando de sus merecidas vacaciones, siempre se va a trabajar antes de que la menda lerenda se despierte. Eso quiere decir que cuando me desperezo cual gatito del QSB y me pongo en marcha, tengo un café preparado en la cocina. Ahora que tengo que sobrevivir sola, el café lo tengo que hacer yo. Y no es que sea difícil o que yo sea medio tonta, es que mi cafetera (de esas de rosca y válvula, nada de las modernas cafeteras eléctricas) y yo, nunca nos hemos llevado bien. Por ello, cada mañana me enfrento a la posibilidad de que no sólo mi café no salga, sino también a la de quemar la cafetera y no poder volver a hacer café nunca más. Poco a poco, estoy cogiendo práctica. Y además, bebo bastante menos café que antes, lo que hace que mi único vicio, dure más :)
♥ La cocina y las comidas y cenas diarias:
A lo mejor cualquiera que lea estas palabras se piensa que soy una de esas hijas que viven de sus padres y se pasan la vida en el ordenador mientras comen, como diría mi madre, a mesa puesta. Pues no. Yo cocino. Cocino y lo intento, el problema es que necesito práctica (y ya se sabe que siempre que queden sobras en la nevera, hay que tirar de ellas). Sé cocinar bastantes cosas, quiero decir: sé los ingredientes, sé las proporciones, sé, sé, sé... Pero nunca se me ha dado bien, oiga. Que hay gente para todo. Eso sí, además de sobras, estos días he comido carne guisada con patatas y unos macarrones que me han salido de rechupete. Ja!
♥ Limpiar y recoger tu habitación, ¡no es limpiar en casa!
Cuando las madres nos dicen que recoger nuestra habitación no es ayudar en casa, y nosotros nos indignamos, no nos damos cuenta de lo equivocados que podemos llegar a estar. ¡Jovenes del mundo! Una casa es más que una habitación, y sólo cuando a ti solito te toque dejar tu palacio o pisito decente, es cuando te das cuenta de ello. Seamos realistas, no nos damos cuenta de lo cómodo que es que nos digan: "veeeeenga, limpia un poco este cuarto que lo tienes como una leonera" hasta que no nos tenemos que decir a nosotros mismos: "oye, debería recoger la casa, que así no puedo estar durante dos semanas".
♥ Escribir, la enfermedad de necesitar aporrear el teclado:
Lo bueno de estar sola, a pesar de lo que echo de menos a mi madre, es que tengo todas las horas del día y todo el tiempo que quiera, el portátil abierto para escribir. Cuanto más escribo, más quiero escribir, y por ello las ideas estos días fluyen hasta el punto de que tengo que apuntarlas y dejarlas para cuando deje de escribir lo que ya estoy escribiendo. Nunca mis musas estuvieron tan generosas... ¿Será la soledad a la que estoy sometida, que les da penita?
♥ Vivir sola durante quince días, no es tan malo:
La conclusión que he sacado de todo esto, es que no creo que nunca necesite un manual de supervivencia doméstica. Creo que lo que, en un principio, me sirvió para dramatizar mi mala suerte por tener vacaciones en septiembre, ahora me está sirviendo para relajarme y divertirme, a la vez que para superar pequeñas taras que siempre he tenido como: "no se me da bien cocinar" o "yo no sé poner esta cafetera".
Pues eso, a ver qué cocino hoy.
Sean felices, bandido y bandida :)