Hoy tocaba ordenar la casa y como no, nosotras, especie que vive rodeada de papeles y papelitos..., hemos dado con una caja llena de cartones y cartoncitos.
¿Quién se acuerda de aquellas maravillosas maquetas? ¿de esas largas noches, cortando y pegando piezas que encajaban a pesar de todo? ¿ y de todos los recortes que quedaban y pensábamos que podríamos re-utilizar?
El punto de partida de todo proyecto arquitectónico, es una tarea que viene impuesta. El arquitecto ha de solucionar esta tarea y su programa correspondiente con fantasía e ideas propias. El proyecto se realiza a base de dibujos y maquetas. El dibujo nos ayuda a expresar de manera conceptual y abstracta esa idea que de pronto surge en nuestra mente, la maqueta, de trabajo normalmente, es la traducción de nuestras ideas sobre el espacio a una realidad concreta.
Las nuevas tecnologías dieron paso a los modelos en 3D. A nuevas formas de crear volúmenes con la posibilidad de visualizar espacios interiores, diversas vistas en varias horas del día y en diversos lugares del mundo. Todo tipo de imágenes virtuales que, supuestamente, facilitaban la creación y entendimiento del espacio. (Conformes con que si uno, en épocas de vacas gordas, se iba a comprar un piso le gustaba ver lo más real posible cómo iba a ser su salón... pero es eso y nada más.)
No es sino un fuego de artificio, un detalle que ayude a comprender el proyecto un poco mejor, no como muchos piensan, la base del proyecto. (Aunque no os lo creáis, y conste que no queremos chivarnos, hay alumnos de arquitectura ¡que empiezan el proyecto por el 3D!!... Y gritamos sí, ¡gritamos!!)
Creemos, y aquí va nuestro corolario, que todo ser relacionado con la arquitectura, para entender aquello que su mente ha creado, debe primero traducirlo al dibujo y con éste, desarrollar una maqueta de trabajo que le ayude, a él mismo y no a su cliente, a interpretar las características de ese espacio. Todo esto lo expuso muy bien hace algún tiempo Pablo Pérez en "El totalitarismo de lo visual", artículo que ha tenido muchas visitas y recomendamos encarecidamente.
Aunque es verdad que aún se siguen haciendo maquetas, es una pena que la nueva moda de los Renders haya hecho olvidarnos casi de ellas.
Maquetas manuales que nos ayudan a jugar con las escalas, materiales y formas. Maqueta, que tantos arquitectos importantes de la historia de la arquitectura, vieron como imprescindibles. Maquetas que fueron vitales en el correcto desarrollo de sus proyectos.
Y, hace poco, cosas del azar, navegando por la red, disfrutando de las bondades que nos dan, precisamente, esas nuevas tecnologías, encontramos un nuevo concepto de maqueta. Maquetas que representan algunos de los edificios más emblemáticos de la historia de la arquitectura moderna, edificios que fueron diseñados gracias a la ayuda de numerosas maquetas de las antiguas.
Pertenecen a Lego, la archiconocida marca de juguetes. Datos para curiosos: la marca fue creada en 1934, y que su nombre está formado por la frase del danés "leg godt", que significa "juega bien". Hasta 1949 fabricaban solo jueguetes de madera.
No escatiman en detalles. En ellas, se puede ver la estructura, los cerramientos y ¡hasta el mobiliario! Ante la duda de saber si era un mero juego de niños o si realmente, podía satisfacer a niños y adultos, nos hemos lanzados a la aventura de montar una...y ¡ha sido increíble! Nos ayuda a entender perfectamente la estructura y el funcionamiento del edificio, te permite verlo crecer por capas, por niveles. Cambian de color dependiendo del material. Es un regalo perfecto para el niñ@ arquitecto que llevamos dentro. (Parece que la marca nos paga... pero no)
Os dejamos una muestra de lo rápido que es construir un edifico, ensamblar sus materiales, encajar sus piezas (cuando en la escuela siempre nos contaron que es cuestión de muchos cálculos y meses, incluso años, jejeje...vaya sandez!--> pedirle a los -Reyes Legos- vuestro próximo PFC)
○ Redactado por Clara Pascual, Erika Donázar y Uxua Domblás○ Fotografías "pescadas" de la red
○ MX- Audio video Cake