Margarita tiene citadas tres personas para la tarde. En Navidades, a pesar de la crisis o quizás gracias a ella, no da a basto y la agenda está repleta. Sus servicios son requeridos, siempre con urgencia y una gran dosis de angustia, por personas cuya existencia ha sido invadida por la desesperanza, la duda, la ruina o el desamor, en un último intento de buscar soluciones que el mercado y la naturaleza no ofrecen.Texto: Ángeles Hernández Encinas
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