Las marionetas son muy interesantes, nos atrae verlas, saber manipularlas, aunque…a quién le gusta ser una de ellas?
Estamos tan acostumbrados a ser manipulados que ya no vemos los hilos. Y si los vemos, es muy posible que no nos atrevamos a cortarlos, la caída nos acercaría a una realidad que acostumbramos ignorar.
Mientras los hilos se mantengan tensos siempre habrá a quien culpar, por nuestras decisiones, por nuestros errores.
Cuando tenemos la suerte de caer, sólo buscamos la manera de volver por el camino que conocemos, reparar el tejido de alguna forma que nos permita seguir bien sujetos y evitar el camino más complejo o más complicado.
Cuando se reparan los hilos que deberían quedar rotos se altera nuestra percepción de la realidad sostenida por un falso estado de complacencia y seguridad.
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