Era lunes un día ideal como cada lunes, íbamos todas las compañeras de trabajo a
desayunar a un bar que teníamos cerca del lugar de trabajo, ya hacía más de 4
años que íbamos todas juntas, era casi una tradición que a ninguna le gustaba
perderse.
En ese rato nos contábamos como
nos iban las cosas, sobretodo nos encantaba chismorrear sobre las cosas que nos
habían pasado el fin de semana.
Estamos todas sentadas y ya habíamos pedido, nadie se había percatado,
pero Marisa no había venido, yo la echaba de menos, ya que era mi mejor amiga,
les pregunta a las otras si sabían algo sobre ella, pero a todas les extraño
que no hubiera venido a trabajar.
Casi cuando íbamos a volver al trabajo sonó mi teléfono, era
Marisa yo me extrañe, pero me alegre de saber de ella. Me comento que se encontraba
mal, solo me dijo eso y colgó el teléfono, yo me quede muy preocupada.
Durante toda la jornada solo podía pensar en Marisa, que es
lo que le estaría pasando, yo suponía que no sería nada, algún resfriado o algo
poco grave, pero por el teléfono la había notado algo extraña.
Marisa no solía
fallar nunca al trabajo, tenía que ser algo de fuerza mayor.
Era una chica que siempre estaba contenta y hacia que los demás
se rieran, por eso cuando ella no estaba se la echaba de menos.
"Que le estaría pasando a Marisa."