Me siento, en el banco del Parque de la Luna, como cada martes, en el que te vi por primera vez, ahí, agazapada en la penumbra y mirándome atenta. No pierdes detalle de todos mis movimientos, ni yo de los tuyos. Bajo mi periódico está tu foto. Ya son más de las dos y me tengo que ir, como cada martes.
Pienso en ti y en no volver mientras me coloco la bufanda, se está levantando aire. Abrigo conmigo tu sonrisa, recompongo tu ánimo y lo guardo en el bolsillo interior de mi abrigo, cerca del corazón. Giro la cabeza a diestra y siniestra, te veo, aún no te has ido. Comienzo a caminar con una lágrima brotando de mí, ¿estarás el próximo martes?