“Don Martín había imaginado otro tipo de hazañas”.
Martín
Ay, amigo lector, si pasas por el escaparate de una librería y en él ves Martín y la llegada de la primavera, detente. Entra. Y trata de sorprender, al ojear el libro, tu sonrisa hechizada en algún espejo de la tienda.
Martín y la llegada de la primavera es la historia de dos amigos, una liebre fantasiosa y un erizo tímido y un pelin confundido. Como habrás podido adivinar, por el título del libro, son los primeros rayitos de sol, esos que dan luz y calor, los que hacen despertar a los animales del bosque. Pero no te equivoques, no se trata de un cuento más sobre estaciones del año, y los animales desperezados son sólo personajes secundarios.
Erick deprimido.
Erick, el erizo, tiene el alma adolorida porque le punza el amor. Y Martín, que debe ser una liebre avezada en aventuras de caballeros medievales, porque entiende que la solución debe estar a la medida de la gloria y la audacia de los hidalgos, lo tranquiliza ofreciéndole su colaboración.
Para mí, Martín y la llegada de la primavera es un libro donde texto e ilustración están enlazados de tal manera que es impensable separarlos. No sé qué me divierte más, si la narración o los dibujos a lápiz y acuarela de Sebastian Meschenmoser.
Una de las soluciones de Martín.
Martín y la llegada de la primavera tiene las tapas duras y un tamaño mediano, está publicado por Fondo de Cultura Económica y orientado a niños a partir de cinco años. Pero, como siempre digo, hay cuentos infantiles para todas las edades.