No se dejaba coger, porque no le gustaba. Si lo agarrabas, descuidado y a traición, salía disparado como si estuviese untado en aceite. Mofletudo y bigotudo, correteaba a tu alrededor sin prestar atención. Era Marvin... De su afición a la electricidad tuvimos noticia en nochevieja, cuando se comió un cable de la televisión. Así era Marvin. Y no lo confundáis con Marvin Harris, el gran antropólogo del materialismo cultural... Como todos los seres de este mundo, vivió en un laberinto. Menos mal que Ariadna le mostró el camino con su inteligencia y su bondad.