El Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDEA), es un organismo adscrito al Ministerio de Industria, Energía y Turismo, que tiene como objetivos mejorar la eficiencia energética, energías renovables y otras tecnologías bajas en carbono, de nuestro país.
Esta institución considera que la eficiencia energética es la obtención de los mismos bienes y servicios energéticos, pero sin malgastar tantos recursos y consiguiendo el mismo resultado. Además, de destacar el detalle de que la contaminación es mucho menor, a un precio inferior al actual. Esto nos proporciona unos recursos con una duración considerables, además de menguar los posibles problemas sociales, que generan la contaminación, etc.
Los orígenes de este instituto, se originaron en una conferencia internacional en Austria en 1998, en la que comenzaron a buscar estrategias para poder combatir la crisis de energía y, consecuentemente, conseguir soluciones frente a ésta.
Consideramos que una vivienda se encuentra en pobreza energética, cuando el inquilino o propietario, no es capaz de pagar una cantidad de servicios de energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades básicas o domésticas, o paga una cantidad excesiva por la energía de su vivienda. Según, la británica Brenda Boardman “la pobreza energética es la incapacidad, para un hogar, de obtener una cantidad adecuada de servicios de la energía por el 10% de la renta disponible, y también se incluye la incapacidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada.”
Es adecuado destacar, que la pobreza energética se da, a partir de la combinación, de tres factores de la escala del hogar; en primer lugar, la renta familiar, en segundo lugar, el precio de la energía y, en tercer lugar, la eficiencia de la vivienda. Es importante evitar este tipo de pobreza, porque la salud se ve afectada, ya que, existe mayor probabilidad de sufrir ciertas enfermedades y de morir prematuramente. Esto lo afirmamos porque se ha investigado, y se ha encontrado que existe una correlación entre la pobreza energética y la mayor prevalencia de enfermedades físicas y mentales, en cuanto a; asma, artritis, reumatismo, depresión, etc.
En definitiva, hemos de mejorar la eficiencia energética de las viviendas para reducir la pobreza energética, y consecuentemente, generar empleo.