Kime o Kikentai, es el momento, instante, en el que deben coincidir diferentes estados: La máxima fuerza y tensión muscular, la expulsión del aire de los pulmones, el empuje del cuerpo y el impacto de las dos fuerzas contrapuestas, bien sea la de ataque con su objetivo o bien con la de defensa.
Existen, básicamente, dos formas de entender la defensa, una rectilínea propia de sistemas que utilizan las distancias media y larga y otra curvilínea en los sistemas en distancias media y corta.
Movimiento rectilíneo
Este movimiento, dependiendo del arte marcial, técnica empleada y escuela o estilo, se ejecuta de dos maneras diferentes: en ángulo perpendicular a la línea de ataque y en ángulo de 45º con respecto a ésta.
Sin embargo cuando, en el momento del encuentro, se imprime un movimento de rotación sobre el eje de la mano (o miembro) defensivo, dicho movimiento genera una fuerza centrífuga adicional que desvía la trayectoria en su tangente, con lo que el ángulo es mayor, pudiendo llegar a los 90º cuando se aplican otras variables, como la potencia del impacto y el movimiento corporal.
Movimiento curvilíneo
En este caso, la trayectoria no se ve afectada por el choque de fuerzas, sino por la tangente de la línea defensiva. Se puede decir, simplificando, que sería una defensa "más suave" y "deslizante". Por supuesto, esto no es cierto en todos los casos y puede ser tan "dura" como un movimiento rectilíneo.
Ahora bien, aplicando la misma técnica que en el caso anterior, girando la mano en el instante preciso del contacto, la fuerza defensiva se ve amplificada y, por tanto, la trayectoria resultante forma un ángulo mayor.
Aplicaciones prácticas
El uso de esta técnica, consistente en girar el medio o miembro defensivo en el momento del impacto, consigue, además de aumentar el ángulo de la trayectoria, provocar una ligera ruptura del equilibrio del atacante (Tori). Este desequilibrio es aprovechado en Kendo bien para el desarme del adversario o bien para encadenar una técnica de ataque; en Aikido y otras "artes Ju (suaves)" se utiliza en combinación con el movimiento corporal para provocar una técnica de proyección o lanzamiento (Nage Waza); en otras artes marciales, como el Karate-Do y la mayoría de las escuelas Ju, incluído en ya nombrado Aikido, se utiliza para realizar el Kakete o técnica de "mano que atrapa", es decir, atrapar, agarrar el miembro que golpea con el fin de inutilizar el ataque o el uso de la inercia residual de éste.
Conclusiones
Al principio de esta entrada hablaba del Kimé o Kikentai. Desde mi personal punto de vista, la mayoria de Budoka, emplean este principio "al final" de la técnica, lo cual es un error dado que en ese preciso momento, no existe una fuerza amenazadora, ya que fué desviada anteriormente.Por tanto, el experimento que se propone es comprobar que si el Principio de Kime o Kikentai se aplica en el instante del contacto de fuerzas, la defensa será mucho más efectiva y, por tanto, requerirá un menor uso de energía, pudiendo emplear "el sobrante" en el contraataque que así ganará en velocidad, por tanto, en fuerza y, consecuentemente, en potencia y efectividad.
Esta afirmación requiere ser matizada, ya que si lo que se pretende no es un contraataque de Atemi o golpe, sino más bien el uso de la inercia o provocar una proyección, el momento de Kime o Kikentai es el momento en que la fuerza centrífuga generada por el movimiento corporal llega a su punto álgido..
De la misma manera, se puede comprobar fácilmente en los diagramas expuestos que, esta técnica, aumenta las posibilidades cuando se combina con las variables aquí omitidas expresamente, como la energía cinética de pies, piernas y cadera, incluso el cambio y rotación del eje corporal.
Dejo a la imaginación y creatividad de cada practicante que experimente y adapte las técnicas a su conveniencia y características físicas y psiquicas....