Revista Literatura

Matt Cruse

Publicado el 22 marzo 2013 por Migueldeluis

Hacía mucho que no os ofrezcía la reseña de ningún libro de literatura juvenil. Hoy no os ofrezco una, sino tres, y digo bien, porque aunque los libros que voy a presentar comparten personajes principales, mundo y autor no constituyen ninguna trilogía. Y es que, me perdonaréis por el desvío, pero es que hoy se llama trilogía o saga a cualquier cosa. ¿Que a qué deberíamos llamar trilogía? A una serie de novelas en número de tres que, en conjunto, se conviertan en una historia global.

¿Ocurre eso en la serie de Matt Cruse? No.

¿Voy a llorar por eso? Pues tampoco.

Airborn

Airborn, escrito por Kenneth Oppel empieza en lo que parece ser una deliciosa novela juvenil de steampunk, con aventuras y algo de romance. Matt Cruse, el protagonista, es un jovencísimo aprendiz, apenas adoslecente, en dirigible de lujo de la línea Lunardi, el Aurora, que encuentra, nada más empezar la narrativa, con el relato de un aventurero, muerto de fatiga y deshidratación en su globo, que habla de criaturas fantásticas y terroríficas, pero a la vez llenas de belleza.

La señorita Kate de Vries se une posteriormente, como pasajera de primera clase acompañanda de su señorita de compañía. Matt que prendado inmediatamente de ella, pero sabe que varios muros la separan: él tiene que mandar parte de su sueldo a casa, ella ni sabe lo que significa el dinero, él apenas ha acabado bien la escuela, ella es refinada y culta. Por último, y aún más importante, Kate es la nieta del aventurero muerto en su globo y su única obsesión es encontrar las criaturas de las que escribió su abuelo y por la que todos le tomaron por loco. No tiene tiempo ni ganas de enamoríos.

Sin embargo esa misma obsesión por descubrir la verdad es la que hace a Kate crecer.

Pero no adelantemos acontecimientos, porque en seguida la historia se complica con piratas del aire. Y uno empieza a pensar que esto es una historia a lo de la isla del tesoro. Y es eso, pero solo en cierta manera. Desde luego son piratas muy poco románticos, quizás no diabólicos, pero decididamente criminales.

Y hasta aquí puedo contar…

Skybreaker

Skybreaker lleva a Kate y a Matt a París, en una expedición en busca del Hyperion, un dirigible antiguo, construido por un hombre que, como si fuera un Capitán Nemo del aire, pretendió construir una nueva sociedad entre las nubes. Se habla de sus inmensos tesoros que, aunque la mayoría toman por leyenda, no ocurre así ni por una desesperada empresa de salvamentos ni por la compañía pretolera. Y es que se rumorea que el Hyperio dispone de una planta de energía experimental que no requiere de combustible.

Entonces fue cuando me dí cuenta del verdadero género de esta serie. Es romance científico, o lo que es lo mismo la ciencia ficción antediluviana, una serie de historias sobre futuros olvidados que nunca llegaron a ser porque la tecnología y la ciencia tomaron otros derroteros de los que suponían.

Kate sigue atraída por Matt, Matt sigue coladito por Kate, pero para Kate lo importante sigue siendo la ciencia y los descubrimientos de las fascinantes criaturas que cree podrían vivir en lo más alto de la atmósfera y en medio de todo eso se cruza un hermosa gitana, Nadira, de la clase que cualquier chico estaría encantado de llamar novia. Y hasta aquí puedo contar…

Starclimber

Starclimber cierra la serie con una empresa aún más increíble que las anteriores: ir al espacio. Sobre la nave espacial que usan mejor no os cuento nada, es sencillamente sorprendente, pero pese a todo lo más creible de la novela. Aquí hay una carrera espacial con terroristas infiltrados, amenazas de bombas, y extrañas luces en el espacio, pero sobre todo lo que tenemos son conflictos entre los personajes:

  • Matt y Kate deben por fin decidir qué hacer con sus vidas. Matt ya casi un adulto no puede soportar por más tiempo que Kate siga obsesionada con la ciencia. Ésta, por su parte, debe resolver su conflicto interno entre el amor que intenta reprimir y la carrera científica que cree incompatible con cualquier otra cosa, incluso su felicidad.
  • Kate también entra en conflicto con un científico de los serios, que no cree ninguno de sus descubrimientos, que la trata como una adolescente aficionada, y que, además cree que las mujeres no están hechas para las ciencias, que tienen otras habilidades más femeninas, como coser.
  • Matt, al mismo tiempo, debe enfrentarse tanto a la rivalidad de el resto de aspirantes a astralnautas (palabra que se inventa Kenneth) como a sus propio sentimiento de incapacidad.

Desgraciadamente es la novela más lenta de las tres, con casi la mitad del libro dedicado a la preparación del viaje. Y al final te da la impresión de estar viendo, al mismo tiempo, varias películas de casi desastres espaciales

Y hasta aquí puedo contar…

En resumen

Lo primero es que es una pena que no haya podido encontrar esta serie en Español. Ignoro la razón, porque es una serie muy buena, sobre todo los dos primeros libros y como mínimo merece una traducción. Mi esperanza es que acabe por aparecer en el mercado; si yo tuviera una editorial y los medios para comprar los derechos seguramente lo haría pronto.

Lo segundo es que a pesar de la impresión que haya podido dar el tercer libro no es malo. Más bien la impresión es que le faltan páginas y algo de ambición, como si Kenneth quisiera acabar por una vez con la serie, o como si se arrepintiera de haber mandado a su protagonista al espacio. Quizás sea eso, Matt encuentra en el vuelo su elemento, no en la exploración espacial y todo el empeño parece una locura sin sentido. Uno casi le daría la razón a los fanáticos del mundo de Matt Cruse cuando afirman que el espacio debe estar fuera de los dominios de la humanidad.

Bueno, de la humanidad no sé, pero Matt, donde debe estar es al mando de un dirigible, luchando con piratas, descubriendo nuevas criaturas y explorando tierras lejanas; pero entonces, quizás, lo que pase es que el mundo se le hace pronto demasiado pequeño.

Y hasta aquí puedo contar…

CC -by VoidscraperCC –by Voidscraper

Si bien la imagen _no_ ha sido creada para estos libros encaja también que la he preferido a ninguna de las portadas


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