Mayúsculas

Publicado el 28 marzo 2010 por Onomatopeyistas

“Profesora, ¿rey se escribe así?”, dije. “No, Rey se escribe siempre con mayúscula”. “¿Por qué?”. “Porque es el cabeza del Gobierno de nuestro país, no olvides que esto es un Reino”. Me pareció convincente. Pasado un tiempo leí un texto en francés y, para mi sorpresa, escribían Roi (rey) con mayúscula. Y eso que es una República. Qué educados.
En Primaria estuve a punto de suspender un examen de inglés por culpa de los días de la semana. Escribí todos en minúscula. Por lo que se ve, ellos le dan más importancia a su vida diaria. Nosotros, en cambio, ni siquiera consideramos los meses y estaciones del año dignos portadores de la letra capital. Eso sí, a pesar de nuestro inexplicable descuido de la vida terrenal no se nos puede acusar de intrascendentes. Si actuamos mal aquí, iremos al Infierno, con mayúscula. Cuestión de cultura.
Otra cosa distinta es el caso del astro de fuego del que dependemos. Sólo los astrónomos tienen derecho a nombrarlo en sus textos en mayúscula. El resto de los mortales nos conformamos con escribir en nuestros diarios: “¡Qué sol tan agradable hace hoy!”. Al fin y al cabo no sabemos nada de él. Podríamos mancillar su nombre.
También somos complicados en cuestiones geográficas. Cuando nos referimos a “la Península” no estamos hablando, obviamente, de la escandinava. Sólo puede ser la nuestra. Pero no somos los únicos. Cuando un chileno nombra “la Cordillera” se refiere exclusivamente a los Andes. Qué se la va a hacer, todos somos un poco chovinistas con nuestro lenguaje. El ecuador, círculo máximo que se considera en la esfera celeste, perpendicular al eje de la Tierra y que, además, equidista de los dos polos, no merece la letra capital. Sin embargo, si estamos perdidos en el monte y la brújula señala al Norte, éste será con mayúscula. No sé, supongo que porque nuestra vida depende de ello.
Y qué decir de nuestros vicios. Si me aficiono al martini seco será con minúscula. Los entendidos en lenguaje afirman que debe ser así porque se refiere al vermú seco, de cualquier marca. No tienen ni idea. Estoy seguro de que no lo han probado. Si, además, digo que ese vermú me hace sentirme como en el paraíso, éste será con minúscula. De segundo grado, vamos. En cambio, si digo en una cena que me gusta el Martini, éste merecerá la letra capital. Por qué. Yo no soy alcohólico.
Imagen: Thomas Hawk