Me alegras la mañana, primavera,
e inundas el espacio con tus notas,
crisoles de abundante fantasía
que llegan confundidos con las olas.
La vida continúa más deprisa
y vuelan presurosas las gaviotas,
parece que la sangre se acelera
y exprime los segundos de las horas.
Quisiera que este tiempo no acabara,
que fuera realidad, y una victoria,
que siempre se quedara en el recuerdo
el beso insatisfecho de tu boca.
Sus labios juveniles me persiguen
y tratan de influir en mi derrota,
el rumbo de la nave y mi destino,
que sigue los perfiles de la costa.
Me alegras la mañana, primavera,
vestida de color, tan primorosa,
que pasas tan sutil e irreverente
dejando en la pradera mil aromas.
Yo quiero enamorarme vida mía,
y quiero que me quites esta losa,
que impide que me alce de la tierra
y vuele con mi sueños y la alondra.
Yo quiero conocer a quien me espera
y quiero que así mismo me conozca,
que sienta lo que siento sin palabras
y vea más allá de mi persona.
Más debo conseguir que le interese
el pétalo sagrado de esta rosa,
la suave contextura de sus versos
que dejan en mis dedos las palomas.
"...Me alegras la mañana, primavera,
y siento que mi pecho se desborda,
yo te amo, como nunca había amado,
y sueño con tu risa seductora..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/03/14