Me gusta mirarte de reojo, como mira el que quiere sin quererlo.
Me gusta mirarte cuando a punto de vencerme el sueño, los párpados me pesan. Así, queriendo no dormir, queriendo no soñarte más que a ti, despierta.
Me gusta mirarte con la sonrisa cómplice de quien te conoce bien, con ojos que saben lo que eres.
Me gusta mirarte cuando me miras,
con la luz clara de quien está sereno y descubre el mar cristalino de tu alma.