Me gustan los jueves porque me puedo levantar tarde, después de haber madrugado de lo lindo de lunes a miércoles. Me gustan también porque falta menos para el viernes. Me gustan por esa sensación que se queda en mi estómago y me hace ver todo de otra manera. Viva el juernes ♥
—Si no lo comprendes, te jodes. Yo no debería ayudarte siquiera. Te advertí, Ícaro. Te dije que te largaras, que no hicieras la prueba y que no volvieras por el Circo. ¿Cierto o no?Sigue el camino de baldosas amarillas...
—Cierto, ¿pero qué tiene que ver…?
—Mucho —me interrumpió, mirándome con rabia e impidiéndome que terminara de formular la pregunta— Mucho —su voz tembló.
—¿El contrato, no? —dije, después de un silencio.
La rubia asintió, con el semblante muy serio. Se puso de pie, y yo sentí por primera vez que era incapaz de aguantarme la mirada. Se dirigió al ventanuco y la escasa luz que entraba iluminó su pelo rubio con miles de brillos.
—¿Qué firmé, Berta? —pregunté, casi suplicando por una respuesta. Me faltó ponerme de rodillas o besarle los pies— ¿De qué iba ese contrato?
—Iba de que le has vendido tu alma a Pantaleón, Ícaro. De eso iba.