Revista Diario
Me haces bien
Publicado el 03 octubre 2012 por Evamric2012Ven.
Me haces bien.
Fuera llueve, como siempre llueve, y las voces se ahogan pero nunca dejaste de erotizar mis versos por todas sus comas.
Me haces bien.
Todos hablan del presente como si se tratase de un maná que nos cayese del cielo. "Sé feliz", te dicen, cuando entendiste hace tiempo que la felicidad es sólo un chispazo, y que has de sentirlo cuando llega, saborearlo y dejarlo ir si luego te entristece y te duele y te hace daño. Y seguir esperando el siguiente, tal vez esa chispita que bajo una mirada o una sonrisa, nos haga seguir viviendo. O mecernos en la vieja felicidad y recordar viejas chispas, ésas que huelen a balcones abiertos al mercado de una ciudad a la que siempre regresas, y recordar lo que compramos y regateamos haciéndole un guiño a nuestro deseo, relamiendo mermeladas que aún guardan las sábanas arrugadas en las que besamos una ilusión, rociando el pubis con las ganas que se abrían de piernas a los inviernos por venir y sin pensarlo, nos dimos por entero en la entrega, para seguir sintiéndonos vivos, y seguir mirándonos a los ojos, y permanecer uno en el olor del otro para siempre, jamás.
Me haces bien.
Y tal vez sea ese manjar que me lanzas desde tu nube el que me haga avanzar por este desierto. Esa mano que siento me lanzas, y me alimenta el día.
Sé que me haces bien.
A cada instante me llueven tus palabras como caricias, tan lejos de los zarpazos y las frases cortas, o de los silencios que por no querer herirnos, aún nos duelen más porque no los descifraremos nunca y quedarán en el limbo de los enigmas y de lo que no pudo ser, y aún sigue siendo y nos golpea en cada momento. Me envías una fotografía, y sonreímos ante la pata negra que dices que pronto podré calzar en mis botas de siempre y a la que te mueres de ganas por hincarle el diente.
Y pese a todo, a veces me llegan los celos de golpe, ese sentimiento que no ayuda a la autoestima. A ese miedo de perderte cuando sé que nunca te fuiste, y sigo esperando hasta que el semáforo se ponga de nuevo en verde, para saltar esos charcos que por el momento sólo arrastran lodo y hojas muertas y me mutilan por dentro las palabras a mí también. Esperando que despejes mis dudas, te espero, pero mientras tanto sigo abrazándome a otros cuerpos en la espera, ya que nunca te hablé de cómo seguiría esperándote.Mientras tanto, la ciudad derrama una manifestación de esperanzas que sucumben en la impotencia y los gritos ahogados. Mis pies y mis botas quieren seguir pisando pasados, pero sólo aquellos que le reclaman una pensión o un precio, para derrimir mi locura.Siempre me repiten que estoy loca y debo estarlo.Y gracias a esa locura, dejé de lado una vida de mierda y empecé a sentirme si cabe aún más libre. El resto del pasado, aquellos locos arrebatos, esa locura mía siempre presente, ni la vendo, ni la alquilo. Y si me han de comprar- que sea en algún mercadillo ibicenco- porque nunca estuve en venta.Alguien dijo en un comentario sobre mí en un blog " La verdad es que no la imaginaba sentimental a Eva..."
La Zarzamora me apodó Reynaldo Arenas...
Y sí que siento. De veras que sí. Aunque de las penas, siempre hice puñalás. No sería capaz de dar pena. Pero eso sí, espero esos brazos que me hagan levantarme del suelo y me aupen de nuevo hacia esa chispa de felicidad. Esos brazos, tan altos, que ni mirar sus ojos pueda y siquiera sus besos alcance, pero que me hagan girar de nuevo en ese baile y carrusel que hace meses sueño, y sé, será realidad.Porque si bien yo soy muy chiquita y tú muy alto, nunca nos pisaremos los pies.