Era un científico loco, que no sobresalía de la normalidad para qué engañarnos; pero un día cayó en sus manos el aspirador Allergotec de su mujer y decidió ayudarla un poquito con las tareas del hogar, siempre le atraen los aparatos con botoncitos a lo Homer Simpson.
Se sentía contento y útil y sin buscar las instrucciones pensando que, si lo manejaba su esposa, ¡Era pan comido!
¡Y allá que te va!, hundió el botón rojo, que toda mujer sabe que es el color que nunca, nunca se toca, y efectivamente, el aparato comenzó a lanzar el polvo hacia afuera, directo al comedor.
El hecho se podía haber quedado ahí, incluso pasar desapercibido para su mujer y para sus vecinos, nadie se hubiese enterado, nadie habría visto el polvo si hubiese sido de noche, pero claro, pasaban por allí, ¡Cómo no!, unos turistas chinos que se pusieron a fotografiar como locos, y al momento, por arte de magia, llegó la cadena local y después se formó una cola en su puerta de periodistas de otras tantas comarcales, regionales, nacionales, internacionales. Y su neurona científica gritaba... ¡Tierra trágame! Y la de andar por casa en zapatillas le respondía ¡No has tenido bastante tierra ya!
Uno: ella iba a recuperar su aspirador a pleno rendimiento
Dos: o en su defecto, le habían ofrecido suficiente dinero para que ella no tuviera que volver a pasar el aspirador
Y tres: o en caso de ser negativas las dos opciones anteriores, que le firmara los papeles del divorcio.
Aunque la rentabilidad de la cosecha la tienen en total secreto (porque no hay modo de subir un chino a hacer turismo y porque como ya recordaréis la Luna tiene dueño y si se enteran pueden reclamar parte de la cosecha).
¿Qué cómo me he enterado yo de todo esto? Pues lo sé por mi Borisky que vuelve a tener trabajo en el espacio y anda reclamándome para que me contraten con el jostik porque no hay narices de recoger tanto pimiento a mano...!!!
¡Estamos tan pendientes de ganarnos la vida que no vivimos!"
{¡B U E N A_____S U E R T E!}
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