(He escrito esto y lo publico sin revisar ni editar, gracias a todos los que se han preocupado por mí, en cuanto resuelva los problemas que tengo ahora me comunico con ustedes)
Anoche, a eso de la 1 de la madrugada mientras intentaba realizar por Twitter un debate abierto (sin resultado) con CubanitoEnCuba escuché un gran alboroto en la calle. Era un torbellino de carros patrulla con sus sirenas encendidas a toda velocidad por calle Malecón. Eso no era normal. La policía suele formar alboroto pero “no tanto” si algo grave no pasa. Pude ver desde la ventana del edificio que estaban concentrándose en la zona donde se reúnen los homosexuales. Todos ellos comenzaron a correr alejándose de la redada de policías.
Seguí caminando casi corriendo para llegar a tiempo y ver qué pasaba. Según mi cálculo visual estaban deteniendo a más de 100 personas. Me comentaban los “espectadores” (del otro lado de la calle sin hacer nada) que la policía dio orientaciones de que anoche estaba prohibido para los gays reunirse en esa zona de malecón. Entre todos los gritos que escuchaba (porque estos chicos si gritan muy fuerte) noté a una travesti que decía mientras la empujaban a la patrulla: “Deja que Mariela se entere…” Entre los chillidos todos al unísono no entendía nada pero vi varios de ellos que rompieron botellas enfrentándose a la policía. ¡Yo no podía quedarme ahí mirando! Son gente pacífica que se reúnen todas las noches en ese lugar para hacer millones de cosas, entre ellas pasar la madrugada conversando y en paz. Llegaban más carros de policía y los gays les gritaban a la autoridad: ¡Esbirros! ¡Terroristas!
Un policía al parecer el encargado de la redada le gritó a sus compañeros: “¡No quiero que quede ni un <maricón> suelto en la calle!” Eso me enfureció tanto que no pude evitar cruzar la calle y comenzar a grabar con mi móvil lo que pasaba. Desde el separador de malecón tenía mejor ángulo para ver como los gays que quedaban sin ser atropellados a las patrullas se tiraron al piso y se abrazaron entre todos y gritaban a viva voz: ¡Auxilio, Esbirros!
Del otro lado de la calle se aglomeraban más personas observando la situación pero nadie hacía nada. En eso escuché: “Coge a ese otro haciendo fotos”. Sabían que venían a por mí a quitarme el móvil así que escribí algo rápido en twitter diciendo lo que me pasaba.
Me quitaron el móvil y me montaron en la patrulla con dos personas más. Mi iphone se quedó en manos del policía # 78092 mientras me llevaban a la estación de Zapata y C. En el iPhone tenía todo; fotos, videos, contactos, correos electrónicos, Facebook, twitter, fotos familiares, mensajes personales. El que iba al lado mío decía: “Coñó caballero, ¡Qué mala suerte tengo! Siempre me cogen a mí”. ¿No ha sido la primera vez?
Llegamos a Zapata y C y nos subieron a todos a la vez por las escaleras hasta dentro de la unidad. Estaba rodeado de personas muy pintorescas que sin miedo le gritaban de todo a los policías: ¡De todo!
-¡Los travestis por aquí y los otros por allá!- Ordenaba un oficial mientras separaba a la multitud en dos grupos. Me puse en el grupo de los otros y sólo pensaba en el peligro de ese policía con mi iPhone.
Nos pidieron identificación uno a uno. Todos los que no tenían carnet de identidad eran arrastrados al calabozo sin preguntarles nada más. Los que tenían carnet pero con residencia en otra provincia distinta a La Habana eran igualmente llevados tras las rejas. ¡Nunca había escuchado tanto ruido y gritería en mi vida!
Los que teníamos carnet de identidad con residencia en La Habana nos quitaron las esposas y nos sentaron en la sala de espera. Pasaron horas y horas. Durante la espera llegaron varios camiones más cargados de personas e igualmente los subdividían en tres grupos. En la sala de espera habíamos como 20 pesonas y dentro de los calabozos muchísimos por los gritos de horror que escuchaba.
Eran aproximadamente las 5 de la mañana, no llevaba reloj ni teléfono para ver la hora exacta. Me llaman para hablar conmigo y me sientan en frente de tres policías (dos hombres y una mujer). “-¿Yusnaby Pérez Hernández de Centro Habana?-“ Ese fue el saludo del oficial de la derecha. Continúan: “De todos las <personas con características> detenidas esta noche sólo tú y dos más son los únicos sin carta de advertencia” (cartas de advertencia es lo que le ponen a las personas en sus expedientes policiales cuando han sido detenidas anteriormente).
Les dije algo parecido a esto:
“Señores, no sé a qué características se refieren ustedes, pero si estas personas que ustedes han apresado por reunirse pacíficamente en el Malecón, sin ofender ni irrespetar a nadie; son <personas con características>, entonces yo también cumplo con esas características. El escándalo público lo ha hecho la propia policía insultando, deteniendo, maltratando y reprimiendo a estas personas. Entiendan que ustedes no pueden disponer de nuestra libertad. En el código penal de la República de Cuba ningún artículo establece que la reunión de personas en Malecón sea un delito…”
Ahí me interrumpieron y me dijeron que hoy tenían la orientación de “vaciar” Malecón porque había una actividad importante en el Hotel Nacional y desde la terraza de este hotel se podía ver la multitud de personas.
Yo seguí: “Pues ahora esas personas importantes no sólo han visto la multitud de homosexuales divirtiéndose tranquilamente en la calle, sino que han visto también toda la represión policial y golpizas que ustedes han protagonizado”. Se miraron los unos a los otros.
“Yo iba caminando por la acera lejos de la multitud y al ver tal injusticia me acerqué con mi móvil…” Me interrumpen… “-¡Ah, tú eres el del móvil de la banderita!-“ Ordenaron que trajeran el celular. “¡Ah chico! Tú eres revolucionario. ¿Qué hacías en esa multitud?” En ese momento me entró una impotencia tan grande y tuve que contener las lágrimas de roña que me salían.
Venían con mi iPhone y al momento supe lo que pasaba. ¡Dios que suerte! El teléfono venía encendido con la pantalla negra y un indicador azul que decía: “Conectar a iTunes”. Eso significa que intentaron poner el código del móvil 10 veces de forma fallida y el mismo por seguridad se restaura y se borran todos sus datos. Ese era mi momento de atacar.
“¡Me rompieron el móvil!” Les dije y se volvieron a mirar entre ellos que ya eran cuatro. No sabían que decir. No tenían idea de lo que es un iPhone. Ese era mi momento…
“Oficiales, me han detenido, me han roto el celular, me han tenido aquí un montón de horas sin comer ni beber agua ni llamar por teléfono a mi madre…” Me volvió a interrumpir el capitán.
“Déjalo ir que este no es de los que nos interesa”
Fui a buscar mi carnet de identidad a la carpeta de la unidad. Me querían hacer firmar una carta de advertencia la cual no firmé, y ahí se formó de nuevo el problema, hasta que llegó el capitán y les dijo: “Déjenlo ir ya, que se vaya”. Agarré mi carnet de identidad, mi iPhone bloqueado y me fui caminando por la calle. Hasta ese momento no había notado que llevaba puesta la ropa de dormir; y eran como las 8am.
Amigos, hago un llamado a todos los que se interesan por el tema de Cuba y la libertad de los cubanos. Lo que ha pasado anoche es una muestra concreta del nivel de represión que sufre el pueblo cubano y el desconocimiento e irresponsabilidad de la autoridad cubana. En la prisión de Zapata y C quedan un montón de personas detenidas por ser homosexuales y reunirse abiertamente en las calles de La Habana. Algunos irán a prisión, otros serán deportados a sus provincias por estar ilegales en La Habana. Me solidarizo completamente con todo movimiento que luche contra la represión y a favor de los derechos de la libertad sexual en Cuba. Lo que he visto y lo que he vivido ha sido una mezcla de tantos sentimientos que estoy seguro que no he sabido describir bien en mi relato. Estos gays han demostrado tener “las pelotas bien puestas”. Estoy muy orgulloso de que la comunidad gay de Cuba no tenga miedo y defienda sus derechos y se enfrente a la policía opresora. Me declaro desde este momento fiel defensor de los derechos de la diversidad sexual en mi país y en el mundo; esta escoria odiosa y homófoba necesita ser exterminada. Gracias a todos los que se preocuparon por mí en las redes sociales No podré acceder a Twitter desde el móvil hasta que no lo restaure y le instale de nuevo las aplicaciones. Estos oficiales asumieron incorrectamente que por yo tener una carcasa de iphone con una “banderita cubana” soy comunista. ¡No soy comunista pero soy cubano! Esta bandera cubana “mal interpretada” me ha salvado de varios días de prisión.
Nota: Estaré escribiendo próximamente una carta abierta a la PNR nacional, CENESEX y Naciones Unidas quejándome y denunciando todos los horrores que fui testigo y víctima anoche.