Me voy, como Boabdil,
de esta tierra de Granada,
aunque sin llanto en los ojos
y recordando el Alhambra.
Me voy pero te recuerdo
por tu hermosura y tu gracia,
por ser mora en tus cimientos
aunque te hicieran cristiana.
Prometo volver a verte,
para embrujar a mi alma,
con ese encanto especial
que ya destila tu magia.
Atrás el Generalife,
sus jardines y fontanas
y aquellos largos paseos
que a tantas enamoraran.
Los Palacios Nazaríes,
las eternas filigranas,
con sus letras peculiares
que parecen telarañas.
He querido penetrar
en tus leyendas y causas
y en tantos cuentos sin nombre
que ya Irving te cantaba.
Pero al final me ha vencido
ese tiempo que no aguarda,
esa prisa misteriosa
y el reloj que sigue y marca.
El Albaicín en silencio,
El Sacromonte descansa,
los cipreses pensativos
mientras suenan las campanas.
"...Me voy pero volveré,
te lo prometo, Granada,
para admirar a tus sierras
y esas lindas Alpujarras..."
Rafael Sánchez Ortega ©
Granada, 12/09/15