Los cortaré finitos, y los dejaré caer un poco doblados, como en esos anuncios de la tele donde parecen tan apetitosos. Serán amaneceres jugosos, de buena planta y mejor sabor. Los cubriré con un par de caricias de tus ojos un domingo cualquiera, de esas que cuando los muerdes el sabor se diluye lentamente sobre la piel que observas. Creo que añadiré también un par de anécdotas curiosas, como las que se pueden contar a los amigos en cualquier bar, alrededor de unas cervezas, ahora que empieza a apretar el calor y la calle se convierte en una terraza sin fin. Y como toque final, quizás pueda poner un toque amargo, una pequeña derrota o depresión, para que potencia más el resto de sabores. Y por supuesto, el pan, una parte importante de cualquier emparedado. He elegido este pan en forma de libretas, en cuyas hojas blancas mis dedos intentarán dar sabor a todos, todos los ingredientes que os he ido contando….
Visto en The Dieline
*Publicado inicialmente el 29 de julio de 2009
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