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Medicina en la ucam

Publicado el 31 julio 2012 por Joseluisortin
El grado de ridiculez que ha alcanzado la Universidad de Murcia y por ende la Politécnica de Cartagena ante el auge de la UCAM es paranoico. Resulta que no pueden satisfacer en sus aulas la demanda de alguno de las titulaciones que ofrecen – medicina, por ejemplo- y se oponen de todas las maneras posibles a que una universidad privada las complemente. La pretensión de ser los únicos ofertantes de servicios en cualquier sociedad es el paradigma de los despreciables monopolios que siempre hemos criticado desde cualquier prisma ideológico que respete la libertad; porque de eso se trata. Es la hipocresía de un supuesto credo progresista el que subyace en el pensamiento único de algunos respecto a que lo público es consustancialmente mejor que lo privado. Otra vez la burra en el prado.
MEDICINA EN LA UCAM

Ahora bien, no se les ocurre investigar el por qué muchas veces lo público es bastante más ineficiente, por caro, que lo privado,cuando se trata de los mismos servicios básicos. Y tampoco les duelen prendas en que esas demasías las paguen los ciudadanos con sus impuestos, porque, en su demencia ideológica castrada de todo sentido autocrítico, el dinero de todos no es de nadie.

UNA CRÍTICA SOCIAL Y POLÍTICA
Y así nos luce el pelo en la supuesta sociedad democrática española que nos dimos todos con la Transición política tras la muerte de Franco: un gran cortijo donde las distintas nomenclaturas ortodoxas de lo política y socialmente correcto para la mayoría del ‘rebaño’ español es lo bueno. Una muestra más de la teoría del péndulo: a cualquier pensamiento dominante mantenido por la fuerza le sucede una avalancha asfixiante en sentido contrario que no mide realidades, medios ni consecuencias. Pero en el caso que nos ocupa se olvidan de un hecho demostrable: precisamente en el régimen del General lo público conoció notables cotas  sobre lo privado en cuanto a iniciativas públicas como la enseñanza, la sanidad, la seguridad  y prevención social, la industria – analicen el INI, por ejemplo- y otras se refiere; claras manifestaciones de un sistema político con hondas raíces, vía falangismo de origen,  en el denostado paternalismo popular del ‘fascio’ y algunas aportaciones de la doctrina social de la iglesia, los dos bastiones del Régimen mantenidos por el inquebrantable sentido militar de la disciplina y el orden.  Con esto no trato de defender un régimen que negaba la libertad de opinión, social y política – nunca podría sentirme bien en una sociedad así- ni de afirmar que entonces las cosas eran mejores que ahora; lo cual sería incierto. Sólo trato de poner en evidencia las incongruencias y la falsedad de quienes generalizan anatemizando cualquier realidad social de los tiempos pasados, y afirman que todo lo que ahora conocemos como estado del bienestar se debe al sistema democrático que nos gobierna, basado, por cierto, en una ‘partitocracia’ bastante criticable que otro día abordaremos. La democracia deseable es aquella en la que existe la libertad con mayúscula, no la de las listas cerradas ‘digitalizadas’ por los mandamases de turno, a quien se rinde pleitesía;  otra reminiscencia del régimen de Franco, manque les pese a muchos que presumen de demócratas y viven  del pesebre, naturalmente. 
VOLVAMOS AL TEMA DE LA UCAM
Desde las universidades públicas regionales se extiende la especie de que en la UCAM se aprueba por dinero. Y ese mantra oficial adquiere carta de naturaleza porque sí, sin más razones objetivas ni pruebas demostrables. En ningún tema social se debe generalizar porque además de injusto suele ser falso. De la misma manera se podría afirmar, como se hace incluso con pruebas palpables en muchos casos,  que los distintos departamentos de las públicas son cotos cerrados del nepotismo de las castas universitarias dominantes; o afirmando que la endogamia es el cáncer que está destruyendo sus claustros. Habrá de todo, como en botica.
Viene esto a cuenta del empecinamiento de las universidades públicas regionales con que la UCAM no fuera autorizada a impartir la carrera de medicina. Pero vamos a ver, si ustedes no son capaces de acoger a cuantos estudiantes murcianos quieren iniciar esos estudios, ¿qué más les da que una privada los oferte? Y otra pregunta: si supuestamente tienen establecidas las notas de corte como filtro discriminatorio, exclusivamente, – según dicen- porque no pueden dar abasto a la demanda de estudiantes, ¿por qué imponen como condición que la privada tenga que moverse en los mismos parámetros? Es absurdo. Con ese criterio, D. Santiago Ramón  y Cajal, como notable ejemplo, no hubiera podido nunca estudiar medicina porque fue un mediocre estudiante de bachiller; miren su biografía.
CONCLUSIÓN MANIFIESTA
Sólo desde un determinado maniqueísmo ideológico basado en que exclusivamente lo público es bueno se pueden mantener los argumentos de las universidades públicas regionales. En cualquier pensamiento basado en la libertad no caben tales argumentos.  Harían bien quienes defienden el monopolio de lo público en mirar a su alrededor y comprobar si un médico salido de la  privada Universidad de Navarra, por señalar un ejemplo corriente, es peor por ello que otro salido de cualquier universidad pública española. No creo que los datos lo corroboraran, como tampoco al contrario. Siempre habrá de todo, como decíamos, pero lo evidente e innegable es que la libertad de elección y de oportunidades para hacerlo es naturalmente bueno. Y lo contrario, el pensamiento único, es por naturaleza malo para cualquier sociedad. La Región de Murcia no debería ser ninguna excepción para nadie.

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