Volvemos.
Después de una vida,
Con el cauce del río encima de los hombros.
De yapa traemos también
Espuma, caracoles y mar,
Breves trotes silenciosos atrapando atardeceres
Y noches eternas plagadas de sueños sincronizados.
Y al fin llegamos a la vuelta de la esquina,
Donde el caballito de colores
Sube y baja en el carrusel
Y nosotros riendo como niños
Buscamos la sortija
Que nos deparará el próximo viaje.
La mirada hipnótica del tiempo
Clava las agujas del reloj
En el preciso instante en el que nos miramos.
Sabe tu boca a jugo de uva,
Dulce e intenso.
Encuentro mi hogar en tu boca
Y mis oídos tiemblan al escuchar
El susurro de tu voz familiar.
No sé si nos fuimos.
Sé que estamos.
Me acusás de taxativa,
De no tener grises,
De aburrirme,
De ser impaciente
Y de derrochar intensidad.
Igual todo te gusta.
Peleamos y nos volvemos a acomodar.
Menos mal.
La casa al fin suena con la melodía
De la carcajada,
Y los platos festejan breves refrigerios
Mientras las sábanas arrugadas
esperan por más.
Afuera el eclipse.
Adentro un tsunami.
Patricia Lohin
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