Un fino haz de luz de la locomotora se abrió hasta confundirse con el del amanecer, con la salvedad de que, en esta ocasión, ni despertaron con piedras blancas a los lados del camino ni el paisaje estrechaba aquella senda de hierro. En su lugar, ese balance de claros se desplazó al límite y divisaron bahía y playa, de una arena que titilaba. Estaban a la misma temperatura que se presumía, hecho que percibieron al descender del vagón, con sus pies desnudos.
A lo lejos, divisaron una cuadrado, con sillas y mesas, entre las que se colaban hileras de sombrillas. El hombre-lobo sonreía.
– Un chiringuito –
Los demás le miraron y de nuevo a la caseta.
– ¿El qué? – preguntó Antonio.
– Seguidme –dijo el licántropo– Nos tomaremos algo y más tarde, seguimos. Vendrá bien algo de descanso –
– El que haga falta – respondió Elefante.
Memoria de un sueño
Andrés Gallego
Momentos musicales:
Mediterraneo - Joan Manuel Serrat - https://www.youtube.com/watch?v=Cx5ENAFTLZg