
Tan excelente película de animación consiguió regresar al pasado con el uso de muñecos en lugar de dibujos y con una historia para adultos más que emocionante.
No solo habla del abuso escolar, sino de los miles de Don Nadie que intentamos a diario encontrar un espacio en el mundo. La historia es triste, realista y dura a partes iguales. Sacarles tanto partido a una serie de elementos tan aparentemente básicos no deja de ser sinónimo de maestría. A destacar la técnica de animación y cómo es posible convertir una historia en un espejo al que mirarse. Y todo sin necesidad de caer en lo sensible.