Hoy publico mi primer post de “Memorias de un interino” una nueva sección de este blog. Este es el <<Capítulo 0>>.
Un buen amigo me dijo hace algún tiempo: apunta las anécdotas que te ocurran en esta fantástica aventura de ser maestro y en el futuro puedes hacer un libro. ¿Sabéis cuál es el problema? El libro sería de educación y estaría en el ostracismo de las bibliotecas, así que lo dejo aquí para cuando me pregunten: << ¿a qué te dedicas?>>.
Está andanza comienza el 20 de abril de 2016. Casi cuatro años. En Málaga. El primer año a pesar de gastar más que ganar durante los meses de mayo y junio (alquiler, hoteles, coche) fue un año magnífico. Todo era disfrute. Viajar para trabajar en algo que deseas. Se mezcla el ocio y el negocio. Nada podía salir mal. ¿Nada?
Cuando llegué al cuarto centro en dos meses, en Cádiz, a 5 horas de mi casa, empecé a notar que algo no iba bien. Antes de esto ya había estado en un colegio para entrar y salir el mismo día. Sin trabajar. Esto que te manda allí a sustituir a quién se incorpora ese día. Desde luego una coordinación magnífica entre instituciones. ¡Bim! Primera anécdota que no esperabas: ir a un trabajo y que lo que vas hacer lo está haciendo otra persona. ¡Eh¡ No has ido porque has querido, te han llamado para que vayas. Y a otra provincia. ¡Ole, ole y olé! He de decir que yo tampoco me lo creía. Lo curioso que es tan común que ya es normal en nuestra profesión. Vivimos bien ¿¡eh!?
Sin embargo, no me dio tiempo a darme cuenta de todo esto cuando ya estaba celebrando en verano mi IN-TE-RI-NI-DAD.
-Espera, espera: ¿qué carajos es eso?
Trabajar sustituyendo bajas laborales (días, semanas o meses, lo que toque)Hecho este inciso, he decir que para el brindis ya estaba lamentándome .
Agosto, 2016: "voilà! C’est simple comme bonjour!" Llegó el francés. Y tan simple fue como decirme adiós. Me tuvo dos cursos en el dique seco. DOS CURSO. ¡Ale! << ¿Qué habías celebrado qué?>> La gente me preguntaba: “pero, ¿tú has echado bien los papeles?” Como si esto fuera de echar unos papeles y te llaman, porque como el hijo del primo del vecino del quinto trabaja de profesor de formación profesional en La Rioja, pues, tú también, que estás en Andalucía y optas a un puesto de maestro de educación primaria, deberías de estar trabajando ya. Esto de comparar el tocino con las peras, ya sabéis, ambos son comida.
No obstante, lo mejor era esa afirmación de “tú lo que tienes que hacer es estudiar idiomas: sácate el b2 de francés”. Yo, con cara de pocos amigos, pensaba: ¿por qué estos señores quieren que cambie de empleo? ¿Te he dicho yo que te saques un curso de nuevos cócteles tropicales? Aunque la sorpresa para mí fue esa tendencia de maestros (vocacionales ¡eh!) estudiando el b1 y b2 de francés. Lo llevan en la sangre. Perdónenme, no soy vocacional ni muchos menos, pero antes que enseñar francés me meto en un Decathlon o derivados, sin menospreciar profesión alguna, digo que, puestos a cambiar de trabajo, me quedo en mi casa.
Hasta aquí el Capítulo 0 de <<Memorias de un interino>>. Espero que esto acerque a la profesión docente y evoque más empatía.
Post scríptum.
Soy un defensor acérrimo de la escuela pública de todos y para todos. Me he encontrado profesionales auténticos en cada colegio en el que he estado. Sin duda, hay más bien que mal. Creo convencidamente que el funcionamiento de la escuela pública es casi excelente. Sin embargo, lo que reclamo con estos post es una visión social más positiva de los maestros y, sobre todo, más empatía con el maestro interino.