España tiene que administrar el fiasco de Copenhague, y algunas cosas más. La Presidencia española de la UE comienza en enero un nuevo diseño de mandato al frente de la Unión Europea, en trío, junto a Bélgica y Hungría. Así lo contempla el tratado de Lisboa, que también nos trae ministro de Exteriores y un nuevo presidente, Herman Van Rompuy, que le quitará protagonismo a España.
Menos protagonismo, la misma responsabilidad.
España quiere que su presidencia tenga un carácter de reivindicación para los derechos de la mujer. Hace un año, en Madrid, Diego López Garrido defendía la paridad, el 50/50. Hoy el Secretario de Estado para la Unión Europea quiere que España, con gobierno paritario, marque la diferencia impulsando la lucha contra la violencia de género. Tendremos (seguramente) observatorio sobre la violencia de género y nueva orden de protección europea para las mujeres.
Casi tres mil reuniones a 27 tendrá que coordinar España de enero a junio de 2010. Y ocho cumbres, aparte de las dos de cada semestre, en Bruselas. En las próximas semanas, Zapatero irá al Congreso a confirmarlo, pero ya sabemos que la cumbre de la Unión para el Mediterráneo podría ir a Barcelona. Lógico, allí empezó todo en la cumbre que dio paso al Proceso de Barcelona.
También se celebrarán en España las cumbres de la UE con América Latina, México, Marruecos, Estados Unidos, Canadá y Paquistán. Las de Japón y Rusia serán en esos países. El servicio exterior de España está ya con todas las antenas puestas, porque las embajadas españolas se convierten por seis meses en las embajadas de Europa. A partir del próximo mes de septiembre será otra cosa.
Salir de la crisis y balizar la recuperación económica será la principal preocupación de la Presidencia española, que tendrá que tener en cuenta el nuevo modelo de crecimiento que sustituirá a los objetivos de empleo de Lisboa, que al cabo de los han resultado ser un fiasco. El énfasis será puesto en la formación para conseguir empleo de calidad y el pacto por el empleo, uno de los ejes del mandato europeo de España con la economía verde.
Agenda social 2011/2014, ciudadanía europea, tratado de Lisboa y política exterior completan el contenido de los seis meses de España al frente de Europa. Las presencia de Obama en Madrid, al final de la Presidencia, dará cierto lustre a Rodríguez Zapatero. Moncloa ha conseguido normalizar las relaciones con la Administración norteamericana y del ostracismo hemos pasado al buen rollo de ZP con el nuevo presidente de Estados Unidos.
Tiempos nuevos, procesos nuevos, caras nuevas en Europa. A ver si nos aburrimos todos menos, aunque lo dudo mucho.