Mesa de fin de año

Publicado el 31 diciembre 2018 por Rogger

Escribe Rogger Alzamora Quijano
¿Están todos? ¿Falta alguien?
Hagamos un recuento en la mesa imaginaria donde la noche vieja tus seres queridos se sientan contigo. Si en el inventario —al pasar lista— están todos los que iniciaron hace un año, ya puedes sentirte feliz. Trescientos sesenta y cinco días transcurridos por ellos y también por ti, en medio de todo tipo de peligros, enfermedades o contingencias, hacen que llegar todos al último día del año sea una verdadera proeza que, sin embargo, no nos merece la mínima atención. A menudo vemos natural llegar a la celebración de año nuevo enteros y sin que nos haya pasado nada malo. Desconocemos todo lo que ha tenido que pasar antes de levantar la copa para dar la bienvenida al nuevo año.
Un año más significa atravesar cada minuto, cada hora, cada veinticuatro horas, cada siete días y cada mes. Y así, doce meses, hasta llegar al nuevo año. Desde que pones el pie en el suelo al levantarte, salir de casa, cruzar el semáforo, caminar por las calles donde, en tu travesía irás eludiendo, sin saberlo, todo tipo de sucesos.
Por eso, si alguien falta en la mesa, celebra tu triunfo frente a la vida.
Si hay una silla vacía seguramente extrañarás, echarás de menos. Nada ni nadie puede sustituir a una persona, porque él o ella era único, única, y ya no está.
No celebres el éxito o el fracaso. Ambos se van y regresan. La vida no.
Celebra la vida, tu vida, la de los seres que te importan. De los que amas.
Si tu mesa está completa !enhorabuena¡, has logrado una proeza.