Revista Diario

Metro: Ciudad Lineal- Argüelles

Publicado el 07 julio 2011 por Negrevernis

Entro en una de las bocas de Metro de la línea verde, allá por la esquina del mapa. El calor en superficie roza los terrenos de Satán y aquí abajo al menos hay a veces un respiro cálido y bocanadas de aire concentrado. Hoy estreno libro, y lo abro con cuidado tras leer la dedicatoria del autor -a su madre, a su hija, a un nombre femenino que para él estará lleno de significado.
Me pongo en un asiento del fondo. Delante de mí una mujer en traje negro come ansiosa las migajas de un dulce de chocolate, de esos que dejan restos golosos en el papel, de esos que ella se entretiene ahora en recuperar rápidamente. De pie, a su lado, un hombre de mediana edad -cualquiera, pasados ya los treinta- mueve los labios y balancea la cabeza; sujeta con dos dedos de la mano derecha una leves gafas de metal y un periódico gratuito. Casi duerme de pie. Sentado al otro lado, un joven con barba mira por la ventana negra y rápida con aire ausente.
La mujer guarda los restos del papel, ya sin migajas. Un tufo a tupper y tortilla sale rápido hacia mi nariz cuando abre la bolsa de la comida, hasta que la cierra. Es roja, de cuero, del mismo color que su cinturón -sobre el negro del vestido- y el tono de las uñas. Pelo muy corto, teñido seguramente en brillos poco naturales. Frunce el ceño varias veces y se aprieta los ojos; parece triste, preocupada, pensativa: quizá tuvo un problema en el trabajo, los compañeros, su jefe de sección, su pareja, su amante, tal vez simplemente no quiera volver a casa para evitar seguir trabajando -la plancha, la cocina, el revoltijo de una cama solitaria.
El hombre junto a ella cabecea visiblemente, intenta mantenerse despierto. Quizá sea un tic de su cabeza. Disimula sujetando las gafas, se las cala en el puente de la nariz, abre el periódico por la segunda página con aire distraído y deja que pasen los minutos. El joven de aire ausente retiró la vista hace tiempo de la oscura ventana.
Retengo el libro por sus primeras páginas. Es de temática policíaca; no es mi favorita, pero promete entretenida, de esas que en la red se llaman refrescantes. Llega el final de la línea y mantengo el punto de lectura con el dedo índice, mientras cierro el libro. La mujer, el hombre y el joven se levantan casi a la vez, sin reconocerse. Saldremos a la calle juntos, los cuatro, sin nombre ni apellidos y tal vez caminaremos más lentos, igual, al pasar ante la puerta de una tienda de ropa y marca, dejándonos sorprender por una bocanada de aire gélido de temporada.
Metro: Ciudad Lineal- Argüelles.


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