Foto:Sylvaine Vaucher
Bajo un adhesivo que prohibía la entrada de perros, había un cartel que destacaba en líneas rojas:"No se aceptan mendigos"
-Aqui sólo entran PERSONAS, no se si me entiende.
-Vámomos- le dijo Ella al tenor casi gritando, mientras observaba al dueño directamente a los ojos-. Está claro que esta... POCILGA...no es digna de caballeros.
El vagabundo sonrió.
-No vale la pena que se excite-le dijo, manteniendo la sonrisa-.Este hombre es mucho más pobre que yo. Mi miseria es fácil de limpiar; se quita con un buen baño y un traje limpio.La de él no sale ni con todo el jabón del mundo. Lavar la mezquindad del alma puede durar toda una vida signora, y hay tanta esparcida en este planeta que por eso la tierra apesta. La maldad y la falta de compasión es una epidemia para la cual aún no se ha inventado vacuna. Además, ¿quién quiere beber un café preparado por un hombre que vomita bilis?
Fragmento de Ella que todo lo tuvo
Angela Becerra