Ya no hay más dolor, ya no hay más sufrimiento ni pena,
mi mente está tranquila como si estuviese viendo el mar ahora mismo en pleno atardecer,
mi corazón se siente igual o aun más calmado, y eso me da la sensación más hermosa que haya podido sentir jamás.
Tengo todo lo que quiero, lo que amo está en camino y lo que deseo también,
como complemento tengo todas las cartas en la mesa para jugarlas como quiera
y un puñado de armas para hacer cualquier guerra que piense,
sin embargo estoy aquí con el alma quieta escuchando y sintiéndolo todo,
eso prácticamente es lo mejor que ha podido pasarme...
Acá, donde se encuentra mi cuerpo, está también mi espíritu acompañándolo,
tan juntos como nunca, no pudieron haberse acoplado antes tanto,
pero hoy, justo hoy, siento que sus decisiones son habladas sin palabras ni gestos,
simplemente son consecuencia de cuanto se conocen en este momento.
Supongo que llega un instante en la vida en el que todo tiene sentido,
donde los problemas no son problemas sino situaciones mentales,
y donde ni siquiera se lucha demasiado, porque solo es y pasa,
y cuando pasa para bien o para mal en ese preciso segundo,
somos conscientes que ha sido bueno, no ha podido ser de otra manera...
Mi destino ha sido escrito en tinta indeleble,
estoy tan en calma conmigo que el camino áspero y su clima, se me ha hecho precioso...
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