… este mes en el cual su día primero pervive en el recuerdo entre copas, saludos, abrazos, risas y proyectos. Caras nuevas que parecen de familia, cantos mágicos con el baile de una guitarra que invita a recordar y a aplaudir, ideas que sobrevuelan un espacio cargado de ambiente artístico.
Llegará el quinto, y de nuevo un encuentro de amigos que ya se tardaba y al fin se concreta, en el que la virtualidad dará paso a las voces y los tactos. La risa y el desahogo. La verdad y nada más que la verdad…
Y al día séptimo celebraremos un cumpleaños, que este 2012 cobra especial relevancia por el susto olvidado: un siete unido a otros dos que ponen grado de veteranía a quien posee el espíritu más joven del planeta. Brindaremos por ella con el deseo de repetir el tintineo todos los años.
En el inmaculado octavo, volverán a sonar las campanas -ya de color sepia- para recordarnos los diecinueve años transcurridos desde aquel Sí que aún sigue siéndolo, y vendrá acompañado de una sorpresa con sabor a turrón y número favorito…
Será un catorce de este mes, cuando la familia de la pequeña empresa que resiste con éxito los envites de la crisis, se dé el merecido homenaje en torno a una mesa y unas copas, rogando por no ser una más de tantas que la injusticia económica y social ha quebrado en sus intenciones. Continuar será suficiente deseo.
Y el veintidós volveremos a agradecer nuestra mala salud de hierro (ejem), y no nos importará seguir estrechos de monedas, si dos días después podemos reunirnos de nuevo y alegrarnos de ver ciertas preciosas y preciadas caras. Y el veinticinco, Navidad…
El veintisiete será aún más favorito, permaneciendo -hoy por hoy- en absoluto e inmaculado secreto… Y el veintiocho muchos seguiremos siendo inocentes, por más que otros se empeñen en culparnos de conductas ajenas. Porque así es incluso cuando el sentimiento tergiversa la historia.
Y finalmente, vendrá ese treinta y uno acompañado de un cuarenta y siete que festejaremos antes, durante, y después de las uvas, cuando éstas se transformen en dulces velas rojas cargadas de buenos deseos; que una fecha no debe eclipsar a otra tan importante como es el nacimiento de quien tanto queremos.
P.S.: Feliz Diciembre para todos…