B se mueve mucho: no para.
Cuando voy a cambiarle el pañal suele huir: la atrapo, la jalo hacia mí, escapa y huye de nuevo. Casi siempre es divertido. A veces, la cosa se pone incómoda y ya no es juego sino lucha y drama. Pero casi siempre es divertido.
Suelo preguntarle: "¿Qué eres: remolino o humana?" Ella responde "moino" y yo hago una serie de aspavientos exclamando "¡Con razón! Eso lo explica todo" o "¡Nooo! ¡Una hija remolino! ¿Ahora qué hago?" Entonces ella dice, salvando el día: "¡mana!" y yo me llevo una mano al pecho y volteo hacia arriba, diciendo como si recuperara una herencia perdida: "¡Ah! Menos mal, una hija humana".
Esto cada día, en su montón de variantes, me da un gusto bien grande; me hace feliz.
Silvia Parque