B y yo trabajamos en el asunto de no morder ni pellizcar personas, lo que se traduce en qué hacer cuando tiene ganas de morder o pellizcar. Pensé que tal vez estuviera pasando un periodo de ansiedad, pero la pediatra piensa que, simplemente, es lo que toca a los dos años. Como en todo, cada niño lo vive diferente. A la mía le ha dado por esto y qué tremenda oportunidad para mi desarrollo como persona: para ejercitar la congruencia y para crecer en el amor.
Primero: entiendo que lo que pasa es normal. Luego, me enfoco en conseguir que no sea un peligro para los más pequeñitos. Finalmente, habrá que hacer que la cosa vaya a menos y pare.
Originalmente, lo hacía cuando estaba muy emocionada. Era como si no le cupiera la emoción, generalmente de alegría, y ¡zaz! Algo queda de eso, pero en general, ya no es así. Ahora, creo, está experimentando cómo funciona el mundo social. Me toca mostrarle el camino, acompañar, contener, y es muy difícil para alguien reactiva como yo, hacerlo desde el respeto; pero es lo que me parece correcto y en eso estamos, con fallas y faltas, como todo lo humano.
Silvia Parque