Revista Talentos

Mi hija pequeña cumple dieciocho años

Publicado el 14 enero 2019 por Aidadelpozo

Se ríe cuando le cuento esta historia y no dejaría de hacerlo aunque se la contase mil veces. Aunque acaba de cumplir dieciocho años, será siempre la peque risueña y divertida que me miraba con carita angelical y me prometía que no iba a ser como su hermana que, en plena adolescencia, me hacía llorar más de una vez.

Poco después, aquella adorable criaturita que eso prometió, fue engullida por los cambios hormonales que tanto nos descerebran a los padres y nos convierten en extraños para unos niños que se hacen grandes, mientras ellos se transforman en alienígenas para nosotros.

Ahora rememoramos juntas esa historia de los meses previos a su nacimiento, cuando sus padres decidieron que existiera y esperaban ansiosos su llegada. Yo tenía ya a mi hija mayor, un bebé precioso al que adoraba. Era más lista que el hambre, empezó a andar con un año y con un año también ya hablaba que era un gusto. No cabía más en mí de gozo. Era mi tesoro más preciado.

Mientras, mi pequeña crecía en mi vientre y yo ponía en duda que pudiera amar a alguien tanto como amaba a mi hija mayor. Esas dudas me hacían sentir mal. ¿Podré llegar a querer a esta niña tanto como a mi Noe? Y esta es la historia que desde pequeña cuento a Cristina y que hace unos días, los previos a su décimo octavo cumpleaños, me pidió que volviese a rememorar.

Era tanto el amor que sentía por mi hija mayor, que no estaba segura de que este nuevo ser llegara a enamorarme como Noelia. Y entonces, pasó. Rompí aguas cuando iba a recoger a Noelia a la guardería y fui a casa con relativa calma. Llamé al padre para que viniese a casa, cogimos la bolsa y nos fuimos a la maternidad.

Cuando la vi por primera vez, todas mis dudas y temores se disiparon. La amaba. Me la pusieron en el regazo y fue curioso porque esa criatura tan pequeña me miró, se giró, buscó instintivamente mi pecho y se puso a mamar. Fue entonces cuando ese vínculo se hizo más fuerte. El lazo del amor se hizo eterno.

Hoy aún reímos con esta historia y se une a nuestras risas su hermana mayor. Cuando pongo en duda que esté haciendo bien esto tan difícil de ser madre, escucho a mi hija Noelia hablar de su hermana pequeña, oigo su timbre de voz, veo los ojos brillantes de Cristina al escucharla, y me respondo sin palabra que sí, que lo estoy haciendo muy bien.

Entre bromas, cuando afirman que son el fruto de una familia desestructurada, nos reímos. No conozco niñas más unidas, ni más responsables y, pese a nuestras "movidas" y enfados, dudo que podamos estar mejor.

Cristina es ya una mujer. Es preciosa, inteligente, leal y altruista. Es valiente, se quiere y se da el valor que merece. Por tanto, dudo que nadie medre esto que he intentado forjar en ella y que creo que también mi pequeña traía de "serie" cuando nació. Espero haberla preparada para lo malo tendrá que vivir y que sepa disfrutar de todo lo bueno que está por llegar.

Por muchos años más a tu lado, mi maravillosa CRISTINA.

MI HIJA PEQUEÑA CUMPLE DIECIOCHO AÑOS

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